sábado, 19 de julio de 2014

"Yesca" un torero valiente

    En Cádiz existió un gitano conocido por el apodo de “Yesca”, que se dedicaba a la venta de romances y comedias.

   Ese “Yesca” era hermano del “Noto”.

   Ambos tomaban parte durante el invierno en las corridas de “mogiganga” que se verificaban en la plaza de toros.

   Unos aficionados al toreo, que “paraban” en la antigua tienda de vinos denominada de “Corona”, en donde todas las tardes consumían sus cañitas de fina, olorosa y pastosa manzanilla, con su correspondiente “platito”, se propusieron jugarle una broma al “Yesca”.

   Este siempre repetía que toreaba más que “Costillares” y que el “Tato” y el “Gordito”, que en aquella época sostenían cruda competencia, no servían ni para descalzarle una zapatilla.

   Fundados en esto, los referidos parroquianos de “Corona” propusieron al “Yesca” que matara a un toro de seis hiervas “Yesca" contestó muy gravemente:

   - Yo me comprometo a torear toros de seis años, hasta de doce: pero ha de ser con una condición, que firmemos una contrata formal en papel sellado, fijando la edad del toro y las palabras que “Francisco Tabares “Yesca”, se compromete a dejar muerto en la plaza al bicho que se designe, y con la edad que quiera la empresa”.

   Además, el sueldo lo percibiría por adelantado. Se firmó el contrato y se anunció la corrida, asistiendo a ella numeroso público, deseoso de presenciar la huida de “Yesca”, cuya superior jindama de todos los aficionados taurinos era conocida.

   Salió el primer toro, de grandes proporciones y de enormes cuernos.

   “Yesca” no se movió de la barrera durante las suertes de varas y de banderillas.

   Tocaron a matar. El “diestro” ordenó que se llevaran al toro bastante lejos.

   Seguidamente se fue “Yesca” a la presidencia, brindando la muerte del corpulento toro.

   El público estaba estupefacto y admirado, sin saber en qué terminaría la corrida, pues todos habían sospechado que el “torero de invierno” no llegaría a la plaza, ingresando de “mutuo” propio en la cárcel.

   Después de “brindar” el “Yesca” siguió alejado del toro y arrinconado a la barrera, para en caso de tener que tomar el “olivo”.

   El público empezó a impacientarse, indicando “Yesca” con la mano que “esperaran”.
   - Camama, vete para el toro.

   Y “Yesca” volvía a repetir con la mano que se “esperaran”.

   El presidente le ordenó que cumpliera con su compromiso.

   También “Yesca” indicó a la autoridad que se “esperase”.



   
   
    Por fin el presidente hizo comparecer ante su presencia al “diestro”, hablándole en esta forma:

   - Mira “Yesca”, si no puedes cumplir con el compromiso que has firmado, dilo y saldrá otro a matar el toro.

   - Señor presidente –contestó el “Yesca"- yo estoy cumpliendo la condición que he firmado en la contrata. ¿Qué dice ésta? Pues que no me “retiraré de la plaza hasta dejar muerto al toro”; así es que puede morirse de hambre, que yo estaré aquí hasta que expire ese castillo con cuernos. Conque señor presidente, si V. S. y el público tienen que hacer, pueden irse, que yo estaré aquí hasta que el toro se muera.

   Después de esto, “Yesca” pasó a la cárcel, si bien permaneció en ella poco tiempo.

   Con esto terminó la “broma” de los parroquianos de la tienda de vinos de “Corona”, que, como es natural, no pudieron oponer reparos a la forma en que “Yesca” cumplía su formal compromiso.


    UN TORERO VALIENTE
Cuento histórico

aun2014


  

No hay comentarios:

Publicar un comentario