La
Tripolitania se extiende á orillas del Mediterráneo, entre Túnez meridional y
Egipto.
Hacia
el exterior, sus límites son indeterminados, si bien su superficie no es
inferior á la de Marruecos, Argelia y Túnez reunidos. No hay que admirarse de
esta extensión, porque la Tripolitania es una prolongación del Sahara. La costa
es baja, inhospitalaria, bordeada de lagunas salobres; el desierto empieza
donde el mar acaba.
Veranos
sofocantes, inviernos templados, pero de noches muy frías, lluvias raras y
vientos violentos forman su climatología. El simoun y el khamsin
levantan huracanes de arena en la desierta Tripolitana. Aquí y allí, Trípoli,
Gadamés, Rhat, Mourzouk y Fezzan, son las ciudades oasis que alegran la vida
del viajero.
Á la
sombra de las palmeras de dátiles, crecen, en planos escalonados, bosquecillos
de duraznos, naranjos y campos de cebada y legumbres; pero son raros edenes
entre el desierto que los circunda.
Únicamente
la meseta de Barka, la Cirenaica de
los antiguos, produce con relativa abundancia aceite, vino, trigo y frutos. Era
el granero de los romanos.
La
población, poco numerosa, de un millón aproximadamente, ó sea un habitante por
kilómetro cuadrado, vive en estado nómada.
Bereberes, tuaregs y árabes llevan de poza en
poza sus caravanas de camellos, carneros y cabras, acampando en los sitios
menos áridos.
Los
sedentarios son especialmente malteses, algunos turcos y negros emancipados que
trafican en las ciudades de la costa y cultivan los oasis.
Bereberes y malteses son musulmanes, cuyo
fanatismo aumentan numerosas cofradías religiosas, los senoussi, que predican el odio á muerte contra el glaour ó cristiano.
Pasado
y porvenir.
Colonizada,
muchos siglos antes del cristianismo, al Oeste por Cartago y al Este por los
griegos que hicieron de la Cirenaica una provincia civilizada y floreciente, la
Tripolitania se convirtió en provincia romana. Más tarde, invadida por los
árabes, y luego ocupada principalmente por los turcos, quedó semi-independiente
hasta 1835 y sus corsarios devastaron por siglos enteros el Mediterráneo. A
partir de esta fecha, la Tripolitana forma un vilayato turco, administrado por
gobernadores turcos y custodiado por guarniciones otomanas.
Hoy
en día, los italianos ocupan las ciudades de la costa: Trípoli, Benghazi,
Toubrouk y Derna; pero el interior aún no es suyo, y la conquista será difícil.
¿Será provechosa? El comercio es poco importante (unos 20 millones); las
caravanas del Sahara, que en otro tiempo, contribuyeron á la riqueza del país,
han cesado desde que el Sudán se aprovisiona por el Atlántico.
Algunas
regiones, la Cirenaica sobre todo, serán con el tiempo de gran rendimiento, y
han de prestarse a la población europea, porque el clima es sano; pero ello
exigirá un esfuerzo sostenido y muchos gastos de parte de Italia.
El único rincón africano que, con la Abisinia y la pequeña república de Liberia, había escapado á la intervención europea, lo ha sido al fin con la conquista de Italia. Trípoli, antes casi desconocida, va á sernos revelado en todas sus manifestaciones, para enseñanza de industriales, colonos y hombres de empresa.
Almanaque Bailly-Bailliere. Madrid, 1914
El único rincón africano que, con la Abisinia y la pequeña república de Liberia, había escapado á la intervención europea, lo ha sido al fin con la conquista de Italia. Trípoli, antes casi desconocida, va á sernos revelado en todas sus manifestaciones, para enseñanza de industriales, colonos y hombres de empresa.
Almanaque Bailly-Bailliere. Madrid, 1914
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