Monte cercano a Cuevas Labradas junto al río Alfambra
y en el kilómetro 14 de la carretera de Teruel a Cortes
con varias cuevas construidas por el hombre en el periodo neolítico
A partir del kilómetro 14 aparecen las cuevas, aumentando en el 15, no decrecen al llegar al 18 al contrario pues así como hasta aquí, solo la parte derecha siempre bañada por el río Alfambra se reserva este derecho, comparte con el izquierdo a tal posición, si bien es de notar, que en él predominan las cuevas naturales también utilizadas por el hombre; y llega el interés a su grado máximo una vez en el kilómetro 20 contemplamos ya solo a mano derecha tal número y tales restos que nos revelan y nos descubren el velo de una civilización tan remota. Ya en el 23 vuelven a sucederse para ir desapareciendo por completo.
Dificultad inmensa es el poder penetrar en ellas; alcanzar sus aberturas
alturas considerables y es de toda imposibilidad su acceso; el corte del
acantilado es casi vertical y bañado generalmente por el Alfambra. Solo en dos,
de las que se encuentran junto a Cuevas he podido penetrar, dificultad por no
decir imposible a las restantes que en número de 11 salpican de lunares la faz
nívea del acantilado, se pueda escudriñar su contenido.
Para su estudio con otras similares de la provincia (no entra esto
dentro de mi plan) citaré, las de Cuevas de Cañart, Cuevas de Portalrubio, Tortajada;
las Perales de Tajuña y Valdegeña (Soria) y Gayangos (Burgos) y las de
Villalba, Somaén, en Jubera y Valladares todas descubiertas por el Excmo.
Marqués de Cerralbo y tan magistralmente dadas a conocer en: Alto Jalón.
Descubrimientos arqueológicos. Enrique de Aguilera y Gamboa (marqués de
Cerralbo), 1909.
Las cuevas del río de Alfambra son idénticas a las últimas de Soria.
Seguramente serán estas cuevas habitaciones humanas primitivas buscando sus dueños dichos puntos tan estratégicos para verse libres de las embestidas, más del enemigo humano que de las fieras y lo prueba el hecho siguiente. Enfrente del kilómetro 20 reúnase al río Alfambra un pequeño barranco en cuyas aguas serpentean mansamente por las faldas de un empinado monte coronado por un banco elevado de piedra caliza; este banco por el mediodía es cortado bruscamente por la naturaleza, así como por el paramento y en los dos lados hallase repleto de cuevas que han sido habitadas por el hombre, ya naturales ya artificiales. El corte de la parte superior del monte presenta un ángulo recto más como se prolonga el lado del río por el vértice y desde esta prolongación se dominaba el lado opuesto, de la rambla y no podían los moradores de sus cuevas tranquilamente entrar ni salir por sin ser hostigados por sus enemigos en acecho sobre de dicha prolongación, se vieron en la necesidad de aislarla por medio de una profunda y ancha trinchera, lo cual nos atestigua ser habitaciones humanas.
Catálogo Artístico-monumental de la provincia de Teruel
Tomo I, Láminas 36ª y 37ª
Tomo I, Láminas 36ª y 37ª
Por Juan Cabré y Aguiló, 1909-1010
Instituto del Patrimonio Cultural de España-CSIC
(Biblioteca Tomás Navarro Tomás)
(Biblioteca Tomás Navarro Tomás)
Transcripción: Alfonso Utrillas Navarrete
aun2014
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