EMILIO VALVERDE Y ALVAREZ
GUIA DEL VIAJERO EN TERUEL
Detalles del viaje. – El viaje a Teruel se hace en diligencia desde la estación de Calatayud, que está combinada con los trenes de Madrid y de Zaragoza.
Llegada a Teruel. – En la descripción de Teruel se dan detalles de las fondas y casas de huéspedes.
Teruel
Descripción general. –Teruel, ciudad, capital de provincia, cabeza de partido judicial y de ayuntamiento, sede episcopal, con 10.432 habitantes y 2.600 viviendas.
Historia. –Esta ciudad, por su situación en territorio que fue del los celtiberos lusones, como por la alusión de los nombres, es indudablemente la famosa Turba de la España primitiva. La primera noticia histórica que aparece de ella es en la célebre guerra saguntina, en la que figuró al lado de los cartagineses como auxiliar poderoso contra sus irreconciliables enemigos de Sagunto, contribuyendo en gran parte a la ruina de esta de esta ciudad y esclavitud de sus habitantes. Los romanos, vencedores de los cartagineses, se declararon vengadores de aquéllos, destruyendo y asolando a Turba y esclavizando a su vez a sus defensores. Volvieron los turbitanos a poblar su ciudad, desechando el predominio saguntino; en sus campos, y cerca de Concud, se dio en el año 196, antes de Jesucristo, la famosa batalla ganada por el pretor Q. Minucio Telmo sobre los celtíberos mandados por Budar y Besasides, de los cuales hay recuerdos en los pueblos de Gudar y Bexis, fuertes en lo antiguo. La fábrica de los muros y torres de Teruel, sus magnificas puertas de grandes sillares, el alcázar, el aljibe de la plaza del Mercado y otros varios recuerdos, son restos de su antigüedad romana.
Dominada por los árabes, perteneció al pequeño estado musulmán de Albarracín, permaneciendo musulmana hasta el año 1171, en que la reconquistó el rey D. Alonso II de Aragón, sin mucha pérdida, y la restauró y pobló para ser después el fuerte y homenaje de la reconquista del reino de Valencia. Su feudo y honor se dieron á D. Berenguer de Entenza, hallándose su gente de armas entre los conquistadores de Valencia.
En 1347 obtuvo del rey D. Pedro el título de ciudad; en 1363 se rindió a partido al rey D. Pedro de Castilla, y en 1427 reunió en ella Cortes el rey D. Alonso V. En la guerra de la Independencia prestó interesadísimos servicios, siendo ocupada a fines de 1809 por el general Suchet y atacada en el siguiente por D. Pedro Villacampa. En la primera guerra civil, en 1843, sufrió con denuedo un prolongado sitio que la puso el brigadier Enna.
Por ser hijos de Teruel y por la celebridad que han dado á su patria, citaremos á los famosos D. Juan Diego Martínez de Marsilla y doña Isabel de Segura, conocidos por los Amantes de Teruel. Merecen también ser citados el P. Jerónimo Ripalda, D. Sebastián Navarro de Arroitia, obispo de Tarazona, y el escritor D. Pascual Ibáñez.
Geografía y topografía. –Hallasé asentada la ciudad de Teruel sobre una muela o altura de bastante consideración, en la orilla del río Guadalaviar, que, tranquilo y enriquecido con los caudales del Alfambra, besa sus cimientos y se aleja a lo largo de dilatada huerta en busca de los jardines de Valencia. Mucho antes de bajar la breve cuesta que la encierra como en ancho circo, muestra al viajero sus cimborrios y numerosas torres rematadas en agujas o truncadas almenas. El gótico exconvento de franciscanos asienta pié de la cuesta; la grandiosa mole del excolegio de Jesuitas o Seminario asoma en la parte alta entre peñas y ruinosos muros, y coronan el pintoresco caserío la diadema formada por las torres de las parroquias en rededor de la Catedral.
Presentase a la izquierda el monumental acueducto, de grandiosidad romana, concepción ingeniosa y atrevida del francés Vedel, enlazando con doble fila de esbeltos arcos la altura que sirve de asiento a la ciudad con la colina cercana, abriendo el agua aéreo cauce con galería en los arcos superiores para hombres y caballos, y otra en los inferiores para carruajes. Dilatase los arrabales por quebrados y rojizos cerros, y elevase por esta parte a mayor altura débiles y vetustos muros que la ciñen, cuya vejez exigió reparación en el siglo XIV, y ocultas entre las edificaciones alzáronse dos magnificas torres al lado de la puerta de Zaragoza, junto a la cual se avanza hoy el singular reducto de Ambeles; del lado del Poniente cíñala moderno muro con ancho terraplén, ocultando su pié fábricas y caseríos de la afueras.
Las calles son estrechas y tortuosas en general, recordando su caserío el aspecto sombrío y fuerte de las ancianas mansiones solariegas; la calle del salvador, unida al mercado y a la de Tozal, enlaza las puertas de Zaragoza y del Salvador, y dividen en dos partes la población con una línea semicurva. De las 27 calles de la izquierda, son las principales las de Santa Teresa, Acuavera, Ricos hombres, San Bernardo, Pescatería, la Paz, Arcedianos y Mártires, y en las 30 de la derecha las de Alcañices, San Juan, Carrasco, San Andrés y Franquería. Rodeada la plaza Mayor de pórticos, adorna su centro con vistosa fuente, y también las tienen las de la Marquesa, Catedral y Santiago; la de San Juan se adorna con alegre paseo arbolado, y existen además las del Seminario, San Miguel, Pescador, Judería, Bolamar, San Andrés, Tremedal y Gobernador.
Edificios religiosos. – La Catedral. –Santa María, ya de antes Colegiata, y erigida en Catedral en 1577, es de remota existencia, y tiene tres naves blanqueadas, arcadas semicirculares divididas por pilastras sin capitel, desnudas ventanas, arcos irregulares en el crucero, octógono cimborrio de dos cuerpos, airoso techo de crucería en las naves laterales, notables pinturas policromadas en la techumbre de madera, que encubren las postizas bóvedas de la principal, y hermosa reja gótica en el coro. El plateresco retablo mayor es rival de los góticos en estatuas y relieves de esmerada ejecución; en una capilla yacen los restos del primitivo retablo gótico, a un lado aparece un cuadro de las Once mil vírgenes, de bastante mérito; otra capilla representa la Transfiguración del Salvador respirando majestad; la de los duques de Vistahermosa guarda una buena copia de la Adoración de los Reyes, de Rubens, y las reliquias de Santos Mártires, y la sacristía, entre sus riquezas, ostenta dos custodias, ambas de gran valor. Exteriormente tiene rebajada torre de maltratadas labores.
La iglesia del Salvador, construida en el siglo XIII, es de mal gusto, y tiene arábiga torre; y la de San Martin distínguese por sus buenas pinturas y por la arabesca torre pegada al templo e inmediata a la puerta de la Andaquilla. Vénse en sus cuatro lados multitud de compartimientos, cornisas y frisos sobrepuestos, cuajados de arábigas de suma pureza y exquisita prolijidad, formando en el cuerpo superior, con arcos ojivos, airosa galería que sustenta otros menores.
Una torre cuadrilonga y almenada, exenta de adorno, sustenta sobre el arco de su pórtico la iglesia de San Andrés, y se reproduce por doquier en sus bóvedas el ilustre blasón de los Muñoces, guardando el sepulcro del prelado de su extirpe.
San Miguel posee naves esbeltas y elegantes y dos retablitos góticos; Santiago, antigua mezquita, tiene en la primera capilla magnifico retablo y otro menor en la sacristía, creyéndose que su torre fue cárcel en la era romana, y San Juan alza también su torre sobre anciano torreón árabe, que con la del Redentor en ruinas y otras que han desaparecido, formaban la ciudadela.
San Pedro es de suma antigüedad, conservando la ancha y aplastada nave gótica colosales figuras en los intercolumnios, hermoso retablo, gemelo del de la Catedral, otro más pequeño de San Cosme y San Damián, cuyos relieves son miniaturas en escultura, y, por último, en ella aparecieron las momias de los Amantes de Teruel, recuerdo singular perpetuado en la escena y en la novela, que destaca como una prueba de amor y firmeza sobre una historia de odios y batallas, inmortalizando sus nombres aquella llama inextinguible que los hizo ejemplo de leales cuanto infortunados corazones.
Posee además esta ciudad, como edificios religiosos, el convento de monjas Claras de Arriba, el de Carmelitas de Abajo y el exconvento de San Francisco.
Edificios civiles. –Las Casas consistoriales tienen su frente hacia la plaza principal; en la plazuela de la Marquesa está la Casa de la Comunidad, hoy Instituto de segunda enseñanza montado con todos los elementos necesarios a llenar su objeto, que en su frontis tiene corintias columnas, adornados balcones y adusto remate como el de una fortaleza; frente a Santiago está el Teatro bastante capaz; en la acera opuesta la Sala Capitular, y al Sur el exconvento de la Trinidad y el Seminario, de colosales dimensiones, y convertido en cuartel.
Cuenta además Teruel con el Palacio episcopal, Seminario conciliar, Plaza de Toros, escuelas de primera y segunda enseñanza, el edificio Gobierno civil y oficinas de Hacienda, la Casa de Misericordia y el Hospital, bien atendidos por la Junta de Beneficencia, y en el exterior el exconvento de Capuchinos y el de Franciscos, de orden gótico, y los puentes del Cubo sobre el Alfambra, el de San Francisco sobre el Turia, y el de Isabel II. Sus círculos de recreo son el Casino Teruelano, la Tertulia, el círculo de la Libertad, el Porvenir, el Círculo del Recreo Turolense y el Círculo de la Tertulia.
Fondas y comunicaciones. –Las fondas principales de Teruel son la de Fortea y las hospederías de la Viuda de Julián Fandor, calle del Ovalo; Roque García en la de San Juan; Viuda de Juan Mochola, Enseñanza, 12; José Pérez, San Benito, 2 y Vicente Rubio en la calle de San Francisco.
Teruel se halla enlazado por carreteras con Albarracín, Calatayud, Alcañiz y Valencia, y hay empresas de diligencias con servicio á todos estos puntos, cuyas administraciones se encuentran en la Fonda de Fortea, Ildefonso Antoli y José Montaña y Ramón Bernabeu.
Plano y Guía de Viajero en
Teruel
Emilio Valverde y Álvarez
Imprenta de Fernando
Cao y Domingo de Val,
Platería de Martínez, núm. 1, Madrid. 1887
aun2014
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