lunes, 1 de septiembre de 2014

La manzanita verde (La leyenda de Dulce-Luna de Teruel)



La Manzanita verde
-La leyenda de Dulce-Luna de Teruel-


Son las once de la noche. El tic, tac, de un viejo reloj de pared es el único sonido que se escucha en la silenciosa habitación.

Juan Diego, la persona que ocupa la habitación es un joven, se encuentra pensativo y a la vez impaciente ante algo que le deslumbra, cada medio segundo dirige la vista hacia el reloj pero el mecanismo que mueve sus manecillas continua su ritmo marcando el tiempo inexorable.

Al fin dan las once y media, impulsivamente se incorpora del sillón y se dirige a uno de los cajones de la cómoda, tomando de él un carrete de cordel, lo guarda en uno de sus bolsillos.

Sale de la casa, en el portal observa que la calle está desierta, solo después de atravesarla y ya en la plaza del Torico ve la silueta de algunos noctámbulos, seguramente salen de alguna cantina que escaseando ya los clientes se dispone a cerrar.

Al final de la calle Amantes, esquina con la plaza de la Catedral, después de mirar a todos los lados y ya seguro de que no era seguido, ni había llamando la atención o curiosidad de nadie, avanza con paso firme hacia un solar en el que brilla algo de luz, ya al pie del solar, con bastante agilidad salta la valla no muy alta por aquel sitio.

Avanza sin más atravesando el jardín o huertecillo hasta llegar a una vieja casa solariega inmediata, en una de sus ventanas de rancios cortinajes puede ver en el interior una luz tenue.

Silba tres veces, y al momento la luz se apaga, sin embargo las hojas de la ventana se abren, tras las cuales distingue un bulto estilizado que agitando en la mano un pañuelo lo deja caer a sus pies.

- ¿Eres tú, cielo? –se le oye decir, al tiempo que guarda el pañuelo en el bolsillo.

Al no obtener respuesta, Juan Diego saca el carrete de cordel que lleva en el bolsillo, diestramente lo tira hacia la ventana y con voz apagada dice:

- ¿Lo has cogido?

- Sí -le responde una vocecilla femenina. Un momento después comienza a bajar el cordelito con el contrapeso de una manzanita verde atada a la punta.

Echando una mano a la manzanita y la otra a el cordel exclama; -¡Ya la tengo! ¡Ya la tengo!  Descuélgate.

- Allá voy –le contesta la dulce vocecilla desde la ventana.

Instantes después veía deslizarse como flotando pero en descenso por el cordelito el cuerpecillo escultural de una doncella de diecisiete abriles poco más o menos.

¡Vida mía! ¡Cuánto deseaba que llegara este instante! -Exclama-. Recibiendo entre sus brazos a la doncella, sin que se crucen ya más palabras y solo pechos palpitantes, abrazos, besos, más besos y suspiros... solo suspiros de amante

...Un tiempo razonable después, la chica propone;

- Juan Diego, ¡Huyamos!  ¡Huyamos! –que mi tía nos podría sorprender.

Juan Diego  se pone a maldecir con afectada desesperación.

- ¿Qué pasa? -dice la dulce Luna, asustada.

- ¿Qué ha de pasar? Que con las prisas se me ha olvidado el caballo en el que teníamos que huir. Después de tenerlo ensillado no me acordado de traerlo.

- ¿Y qué vamos a hacer? –exclama la niña, prorrumpiendo en amargo llanto.

- No te aflijas, mi cielo; Otro día será.

- Pero, ¿y yo que hago? –dice asustada y confusa la pobre chica.

- Sube por dónde has bajado -contesta el joven apartándola de entre sus brazos sin brusquedad, y a continuación echa a correr y en saltando la valla le dice:

- Mañana volveré. ¡¡¡MAÑANA VOLVERÉ!!!.

...

Hay quien asegura hoy que en una antigua casa de la ciudad todas las noches a eso de las doce, una mano femenina, deja deslizar por maltrecha ventana una hebra de hilo, de cuya punta pende una manzanita verde. Cosa de cuento de viejas, yo personalmente he pasado mil veces de día y de noche por el lugar y no existe casa, ni solar semejante.

...

Son las once de la noche. Tic, tac, suena un antiguo reloj de pared, tal vez herencia de algún antepasado, es el único sonido que se oye en mi habitación. Tic. tac... el mecanismo que mueve sus manecillas sigue marcando de manera inexorable la medida del tiempo...

                                                                                                                                   
Alfonso Utrillas Navarrete

aun2014



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