domingo, 22 de junio de 2014

Historia de Teruel, resumen



Historia de Teruel
-Resumen-


Sus orígenes son hoy difíciles de determinar, aunque parece ser fue el primer pueblo de la península en formarse por la unión de Celtas e Iberos por lo tanto se cree que es el primer pueblo Celtibero, y que vivió en el noroeste de Teruel desde el siglo III antes de Cristo.

Su ciudad o asentamiento más importante fue Turba o Túrbula, cuya ubicación exacta se desconoce, no obstante, los restos arqueológicos que se conservan de un asentamiento permanente construido en grandes y medianos sillares de piedra en la edad del Hierro la colocan en las proximidades de la ciudad actual, la Muela de Teruel en el sitio del Alto Chacón.

La Túrbula de los Celtiberos se denomina también Turbolium, Turvedo o Turdeto, que bien es posible que no identifiquen a la actual Teruel, sino que hagan referencia a otras aldeas cercanas de los Turboletas de las que no se conservan restos arqueológicos que así lo avalen.

Según el historiador Apiano (Historia de Iberia), codiciaron la ciudad más importante de los Sedetanos, la ciudad de Arse, mas tarde Sagunto romana y las hostilidades fueron tan grandes hasta dar lugar a situaciones de continuas guerras. Un pueblo guerrero cuyo nombre de la tribu más tarde se convirtió en un sinónimo de conducta desordenada, la Turboletae era una fuente constante de problemas para la mayoría de sus vecinos. No sólo se hostigó a la celtibérica Belli y Titii, sino que también allanó las del sudeste de los pueblos ibéricos a lo largo de la mayor parte del siglo III antes de Cristo, en particular la Edetani ciudad-estado de Sagunto.

No fueron los turbitanos quienes se apropiaron de terrenos disputados, sino los saguntinos; los turbitanos fueron los que reclamaron los terrenos usurpados por la expansión Edetani apoyada por intereses de los romanos en el territorio, frente a la influencia y ambición de conquista de Aníbal.
 
Como aliados de Cartago el Turboletae participó activamente en el incidente que desencadenó la Segunda Guerra Púnica, el asedio de Sagunto en el 219-218 a. de C., donde ayudaron a las tropas cartaginesas en el asalto final y el saqueo de la ciudad, matando a una gran parte de sus habitantes.

La reacción llegó en el año 212 antes de Cristo cuando los romanos y sus aliados Edetani invadieron Turboletania, apoderándose de Turba capital arrasando hasta los cimientos, y sometiendo a sus habitantes a la esclavitud. En el año 205 a. de C el Turboletae exhausto pidió la paz, en la que el Senado romano les obligó a pagar una indemnización enorme a los ciudadanos supervivientes de Sagunto. Sin embargo, el resentimiento alimentado por el pesado tributo impuesto, junto con la destrucción de su ciudad capital fue en los años siguientes responsable de la revuelta Tuboletae del año 196 a. de C, bajo la dirección aparente de dos generales llamados Budares y Baesadines que fueron aplastados por Q. Minucio, pretor de la Hispania Citerior en una batalla campal cerca de las ruinas de Turba. La población restante Turboletae parece haber sido ya sea borrada o simplemente reducida a la condición de sujeto y sus tierras devastadas divididas entre los Bastetani y los Edetani, lo que da como resultado su desaparición total de los registros históricos romanos antiguos.

Durante el periodo de ocupación musulmana recibió el nombre de Tirwal y ocupó la parte más alta del actual Teruel, en lo que hoy se conoce como la plaza de la Judería, espacio que nada tiene que ver con los primeros habitáculos de la Villa Vieja, en la ribera del rió Alfambra, distante un cuarto de hora de donde se halla ahora, poblado muy pequeño, anterior a la reconquista y sin ningún tipo de amurallamiento.

Ante la conquista de Valencia por los almohades en agosto de 1171, Alfonso II de Aragón conquistó el Tirwal a los musulmanes, si bien la población islámica permaneció mayoritariamente en ella, lo amuralló, dejando siete puertas para acceder a él, y lo incorporó a la Comunidad de Daroca, dejando como tenente a Berenguer de Entenza, hasta que el 1 de octubre de 1177 le concedió fueros propios y la nombró capital de la extensa Comunidad de Teruel, que en su mayor parte estaba sin conquistar.

A partir de este momento la villa de Teruel fue el punto más avanzado de la frontera aragonesa hacia tierras musulmanas, experimentó un notable crecimiento gracias a su situación en la ruta de Levante y desarrolló una importante industria pañera y de armas; pero siguió siendo hasta el siglo XIII lugar de frontera entre el reino moro y el cristiano.

Contando con las milicias del Concejo, de Teruel partieron expediciones militares de la Corona de Aragón dirigidas a la conquista del Rincón de Ademuz en 1210, a Valencia en 1238 y a Murcia en 1266. Su castillo fue cedido primero a la orden del Redentor y a partir de 1196 a los templarios. Una vez disueltos éstos fue ocupado en 1317 por los hospitalarios.

En los enfrentamientos de la Unión y Pedro IV, la Comunidad de Teruel se declaro partidaria del monarca, que recompensó y aseguró su fidelidad otorgándole el título de ciudad el 7 de septiembre 1347, fueron restauradas las puertas y murallas y le prometió construir una catedral. El ejército del Concejo tomó parte en la batalla de Bétera en la que dicen sostuvo el mayor peso de la batalla. Más tarde, la Ciudad fue el lugar de reunión del que partieron las fuerzas reales poniendo fin a la Unión de Valencia.

Durante la guerra entre Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón en 1363, la ciudad cayó en poder del castellano, después de nueve días de sitio, y merced a una traición, pero fue recuperada por el aragonés tres años más tarde el 5 de abril de 1367. Enfadado Pedro IV con los turolenses, por su escasa resistencia ante los castellanos, les quitó los fueros y emancipó algunas aldeas de la comunidad concediéndoles el título de villa. Más tarde, arrepentido el rey aragonés, perdonó a los turolenses, pero a partir de entonces comenzó un largo pleito entre Teruel y las aldeas emancipadas.

En 1427-1428 se celebraron, en Teruel, Cortes generales del reino, convocadas y presididas por Alfonso V. Durante la estancia del rey tuvo lugar un luctuoso suceso recogido por todas las crónicas locales. Se trata de la ejecución en la horca del juez Villanueva por haber detenido, de acuerdo con las disposiciones del Fuero, el desarrollo de las sesiones judiciales de la Curia de los alcaldes en un momento en que el monarca hizo acto de presencia en la misma. El episodio es uno más de los muchos que se sucedieron en el largo enfrentamiento que, desde mediados del siglo XIV, mantuvo Teruel, aferrada a sus Fueros y privilegios en constante conflicto con una monarquía que evolucionaba hacia unas formas de gobierno centralizadoras y autoritarias.

En 7 de enero de 1482, los Reyes Católicos que venían de Valencia acompañados del cardenal Mendoza, y grandes de Castilla y de Aragón, juraron en la Iglesia de Santa María el Fuero de Teruel, sus privilegios y libertades, sin embargo dos años después, la ciudad se enfrentó al poder de los Reyes Católicos, que (1484) impusieron la Inquisición, la cual iba en contra de los Fueros de Teruel. Sitiada la ciudad en 1486 que resistió, al final se impuso la fuerza de las armas y se implantó el Santo Oficio (la Inquisición) y todos los cabecillas rebeldes, celebrado un auto de fe público fueron llevados a la hoguera y confiscados sus bienes.

Durante los cien años posteriores se prolongó el rechazo de Teruel y la defensa de los Fueros, alcanzando su punto álgido en las llamadas Alteraciones de Teruel y Albarracín, cuando las dos comunidades se enfrentaron al poder absoluto de la monarquía, las dos comunidades gozaban de sus propios fueros, independientes de los de Aragón. Tras una larga disputa con Fernando II, Carlos V y Felipe II, este último impuso su criterio por la fuerza de las armas. Finalmente, en 1598, el monarca extendió los fueros de Aragón a Teruel y Albarracín.

Durante los siglos XV, XVI y mitad del XVII Teruel experimentó cierta prosperidad, reflejada en su crecimiento demográfico (392 vecinos en 1495 y 503 en 1650), sin embargo a partir de la segunda mitad del XVII inició su decadencia, aunque mantuvo sus industrias de paños y de armas.

La ciudad abrazó la causa de Felipe V, manteniendo un batallón de seiscientos hombres, que participó en esta guerra civil desde 1705 a 1715.

En 1775, desaparecidas tras los nuevos decretos las Cortes aragonesas y las instituciones del Reino, Teruel consigue el privilegio de voto en las Cortes castellanas. Con la nueva división territorial, Teruel es uno de los trece corregimientos en que queda dividido administrativamente el Reino de Aragón.

Durante la guerra de la Independencia fue transitoriamente sede de la Junta de Aragón desde mayo de 1809 hasta la ocupación por las tropas del mariscal Louis-Gabriel Suchet (duque de la Albufera), en diciembre de 1809.

Teruel desde 1833, capital de provincia, ya en las dimensiones actuales (la de José Bonaparte de 1810 y la del Trienio Constitucional de 1822 resultaba de menor extensión) le da la condición de centro administrativo, judicial, docente, comercial y de comunicaciones. Sin embargo la situación geográfica de la capital ha hecho que grandes áreas de su provincia resulten muy alejadas y mal comunicadas con ella.

El estallido de la Guerra Civil de 1936-1939 convirtió a Teruel en centro de atención, librándose entre el día 15 de diciembre de 1937 y hasta el 22 de febrero de 1938, la batalla de Teruel, en la que se empleó todo el potencial de que disponían ambos ejércitos. A mediados de 1938, se alejó el frente de tierras aragonesas y tras terminarse la guerra en 1939, se procedió por la Dirección General de Regiones Devastadas a la reconstrucción de la ciudad, dado el alto grado de destrucción en el que había quedado.



aun2014

                                                                                                               

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