El buque sumergible del ilustre marino español don Isaac Peral, por los años 1884 y 1986, fue el más importante y el que llegó más lejos en esta especialidad marina.
Don José Echegaray, en un detenido informe exponía: "Como teoría, el submarino Peral es lo más perfecto que en buques submarinos se ha inventado hasta el presente. Como resultado Práctico, me parece que la célebre prueba en mar libre en profundidad, con rumbo constante durante una hora, es el resultado que debiéramos estar orgullosos todos los españoles; si no lo estamos. pues será que somos grandemente modestos; Dios nos lo premie".
En el buque sumergible de Peral aparece la energía eléctrica con sus acumuladores y motores como el más moderno propulsor de energía. la explicación técnica es original también del ilustre don José Echegaray:
"El sumergible Peral, es esencialmente más ligero que el agua; tiene, pues, determinada fuerza de flotación y para que se sumerja es preciso que dínamos destinadas a este fín, hagan girar las hélices de eje vertical. Solo para facilitar este trabajo, antes de empezar la inmersión, hay que aumentar el lastre de agua, de suerte que la fuerza ascensional se reduzca de gran manera y, en su consecuencia, el submarino queda más obediente al aparato de profundidad. Las baterías de acumuladores suministran toda la energía necesaria para las maniobras del buque y alumbrado, modernos motores hacen girar hélices de ejes verticales que, atornillándose en el agua, hacen penetrar al buque en la masa del líquido elemento hasta la profundidad deseada, así podía bajar indefinidamente. Si en cualquier momento cesa el giro de estas hélices, la fuerza de flotación prepondedara y el submarino asciende. Cuando el buque llega a la profundidad apetecida, un maravilloso aparato servomotor de profundidad hace que el buque quede automáticamente estabilizado, siendo su desplazamiento de 87 toneladas en inmersión con eslora de 22 metros y 2,27 metros de manga".
En 1888 se lanzó en el arsenal de La Carraca (Cádiz) el submarino de Peral. Antes de su aprobación, Peral fue llamado a Madrid donde la Junta técnica le exigió una exposición de su teoría con su desarrollo técnico, obteniendo un éxito felicitadísimo. El ensayo del notable aparato servomotor de profundidad fue estudiado y bien comprobadas sus pruebas por una comisión, la cual expresó un interesante dictamen.
A pesar de lo favorable de sus pruebas, sin explicación, se vió privado del favor oficial y del entusiasmo nacional de los años 1889 y 1890. La Oficina Técnica del Ministerio de Marina emitió el dictámen adverso a la continuación de los experimentos. Alegando falta de estanquidad de un mamparo, cosa inexplicable pues cualquier invento es factible de modificación. Este proyecto era punto de mira de las principales constructoras navales del mundo, algunos años más tarde -guerra mundial de 1914- se convertiría en la más temible que hasta entonces habían poseído las potencias beligerantes. Solo que la oportunidad ya había pasado para D. Isaac Peral, para los técnicos del Ministerio de la Marina y en definitiva para el futuro de esta especialidad en España.
El ilustre inventor don Isaac Peral y Caballero nació en Cartagena, el 1 de junio del año 1851. En su carrera militar tuvo brillantes hechos de armas, principalmente en nuestras posiciones de ultramar. En el año 1891 solicitó la licencia absoluta de la Armada por motivos de salud. Cuatro años más tarde falleció en Berlín tras una operación a consecuencia de unas fiebres. Sus restos mortales fueron trasladados al cementerio de la Almudena, de Madrid, el 29 de mayo de 1895. Siendo depositados definitivamente el día 29 de abril del año 1911 en su tierra natal en un artístico sarcófago que en homenaje a su memoria se le ofreció por suscripción popular.
Texto/imágen: Recogido y adaptado por A. U. N.
Foto: De mi viaje a Cartagena en 1969
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