Iglesia de San Pedro Apóstol de Blancas
Descripción
de la Iglesia
En
este contexto, y en la parte elevada del pueblo, se encuentra la actual iglesia
de San Pedro. Esta se nos presenta con una planta bastante irregular formada
por un ábside semicircular y un cuerpo con nave central de tres tramos cubierta
con trucaría, más alta y ancha que otras dos laterales formadas por tres
capillas comunicadas entre sí, Las capillas del lado del Evangelio se cubren
por bóvedas estrelladas, mientras que las del lado de la Epístola presentan
tres tipos distintos, de crucería la más próxima a los pies; con cúpula con
linterna la central, y estrellada con dieciséis nervios la más próxima al altar
mayor.
Como
prolongación de este cuerpo central de la iglesia, a los pies, vemos la ampliación,
que por necesidades de espacio, sufrió el templo en el s. XIX. Se extendió con
dos tramas, de una anchura igual a la nave central y a la del Evangelio, y cubiertos
con bóvedas con lunetos que apoyan sobre pilastras con capiteles de orden
corintio romano con sus volutas y acanto, muy al estilo clásico.
Del
exterior destaca el ábside semicircular en mampostería. En él se observa
perfectamente una comisa con canecillos de piedra, que junto con la pequeña
ventana de medio punto, podemos identificar como la parte más antigua de la
iglesia, de época románica.
En
el lado contrario, al oeste, nos encontramos con la actual entrada del templo.
Se halla construida en piedra sillar, en un estilo bastante sobrio y clasicista,
presentando un arco de entrada de medio punto con pilastras estriadas a los
lados. Está rematada por una moldura con dentellones formando un frontón
circular con una hornacina avenenada en su interior. Presenta la inscripción “Ave
María 1864”, lo cual ha llevado a confusión en cuanto a la fecha de
construcción de esta portada, pues, debido a problemas económicos tuvo lugar
unos años mas tarde. Así en agosto del año 1879, y una vez que ya había
fallecido su promotor Fray Placido Tajada, fue cuando se estrenó la puerta nueva
con la salida de la procesión de San Roque.
Junto
a la portada encontramos otro de los elementos más interesantes de la iglesia, su
torre. Tiene planta rectangular y está construida en mampostería con sillares
en las esquinas, Debido al marcado carácter defensivo que presenta, es probable
que fuera la torre del homenaje del antiguo castillo templario construido en el
siglo XIV. Una vez desapareció el castillo, y hasta la ampliación del templo en
el siglo XIX, esta torre estaba exenta con respecto a la iglesia. Pero cuando
en el año 1875, el religioso franciscano Fray Plácido Tajada promovió la prolongación
tanto de la nave central como de la del Evangelio por su tramo de los pies, el
mismo artífice de esta obra, el maestro albañil Vicente Aragó, construyó el
cuerpo que hoy en día comunica la iglesia con la torre. Hasta ese momento, el
acceso a la torre venía haciéndose por una pequeña puerta, hoy en desuso, ubicándose
allí lo que tradicionalmente se denominaba el calabozo.
La
torre inicial tenía cuatro cuerpos, poseía aspilleras y estaba rematada por
almonas. En el siglo XIX además de unirse a la iglesia, la torre también sufrió
otra transformación, así, en 1863, siendo párroco León Bistuer, se amplió con
el cuerpo de campanas. Esta ampliación se identifica perfectamente por una
comisa que hay sobre los canecillos pertenecientes a la originaria torre.
Posteriormente y debido a la caída de la campana existente, ésta debió de
volver a fundirse, en 1872 bajo la rectoría de Fray Plácido Tajada y como obra
en la inscripción de la propia campana.
Rematando
este cuerpo de campanas hay un muro o barbacana de piedra de más de dos metros
de anchura con cuatro canalones en las esquinas para verter el agua. Sobre este
muro, y también en los cuatro ángulos, hay unos remates con forma piramidal,
acabando la torre con un cuerpo octogonal, apoyado en otro piramidal, y
coronado todo ello con una cruz de hierro y una veleta.
En
los cuatro lados del cuerpo de campanas de la torre hay cuatro arcos de medio
punto, dos de los cuales se tapiaron en su parte superior con la colocación de
un reloj en 1907.
Existía
un torre paralela, similar en todo a la actual, aunque de inferior altura y
situada en la calle Barrichuela. Esta torre fue derruida hacia 1860 para la
posterior ampliación de la iglesia realizada por Fray Placido Tajada,
utilizando su material precisamente en la construcción del nuevo edificio.
Al
interior del templo nos presenta un
hecho habitual de las parroquias con mediana vecindad. Éstas tratarán de
aumentar la nave única con capillas que sirvan para situar los altares
secundarios sin quitar superficie y permitiendo una mejor contemplación del
culto. Buscan así una unidad espacial, hacienda que los arcos formeros sirvan
de boca de capilla, de manera que la liturgia pueda seguirse incluso si se
celebra fuera del altar mayor. Además se obtiene una gran ventaja constructiva,
los empujes recibidos por los arcos formeros son contrarrestados eficazmente
por las cubiertas de las capillas.
Mención
aparte merece el Altar Mayor; que dedicado a San Pedro come el propia templo,
fue realizado por el escultor Juan Miguel Orliens (h. 1613-1 816). Es una obra de
madera policromada de 4,75 metros de ancho x 7,80 metros de alto. Está formado por el sotabanco,
compuesto por dos tableros flanqueando la mesa del altar y sirviendo de apoyo
al banco, el cual presenta dos grandes escenas rectangulares con la misma anchura
que las calles laterales del retablo, y dejando entre ambos el hueco destinado
al sagrario. La escena del lado del Evangelio representa la Oración en el
Huerto. En ella vemos en primer término la dormición de los discípulos,
mientras al fondo aparece la figura de Jesús arrodillado ante el ángel que
porta en sus manos los emblemas de la Pasión. En el lado de la Epístola vemos a
Cristo camino del Calvario, en el momento en que ha caído y es obligado a
levantarse. Cierra la escena un soldado tocando una trompeta, y en el otro lado
la Virgen María y San Juan.
Son
dos relieves de talla dura y seca, con algunas incorrecciones en [as
proporciones de las cuerpos, debido quizás a la intervención del taller. En
cuanto a la composición podemos decir que se recurre a la gradación de la volumetría
de las figuras y objetos para resolver la figuración espacial.
En
el centro del banco se halla el sagrario del cual se conservan dos cuerpos del
original, dispuestos sobre un elevado zócalo. Estos dos cuerpos, (el ostentorio
y el sobreostentorio), tienen forma ligeramente trapezoidal y están ensamblados
por columnillas entorchadas de orden jónico con un sencillo entablamento. Las
caras laterales del sagrario están ocupadas por relieves de las dos columnas
principales de la iglesia, San Pedro y San Pablo, mientras que las tres caras
visibles del cuerpo que hace de sobresagrario lo están por otros tres relieves
que representan a San Pedro y San Pablo, a la izquierda, Santiago y San Juan, a
la derecha, y David y Moisés, en el centro. El otro cuerpo, el sagrario
propiamente dicho, fue realizado en 1961.
El
hecho de que se haya suprimido la calle central del banco y colocado en su
fugar el sagrario sirve para que el retablo haya ganado en verticalidad.
El
cuerpo del retablo esta ensamblado por cuatro columnas de orden jónico con el
fuste decorado con estrías helicoidales. Estas columnas se apoyan en un pequeño
plinto, que presenta en sus caras frontales representaciones en relieve de los
cuatro evangelistas con sus atributos correspondientes.
Las
columnas sirven de apoyo al entablamento de este cuerpo, el cual está compuesto
por arquitrabe, un friso decorado con roleos y una cornisa de la que cuelga una
fila de dentellones. Es un entablamento volado, que se retrae en la calle
central y que se ve rematado por dos frontones partidos o abiertos con balas
alojadas en su interior. El hecho de que las naves laterales avancen hace que
se perciba cierto dinamismo produciendo a la vez la característica inversión
formal manierista.
La
calle central o principal se halla ocupada por una sola hornacina en la que se encuentra
una imagen sedente de San Pedro (153 metros de altura), en actitud bendicente, con
un libro cerrado sobre su pierna izquierda y vestido con túnica, roquete, capa
pluvial y tiara, Esta figura adquiere un alto grado de monumentalidad sin que
la desigual altura de rodillas y manos, el contraste luminosa que suscita la caída
del manto sobre las piernas a la acentuación del gesto, logren disminuir este carácter
monumental.
Las
calles laterales se encuentran distribuidas en dos pisos. En el piso inferior unas
hornacinas con imágenes de bulto de San Juan Bautista y de San Miguel Arcángel.
Esta última es de composición equilibrada y clásica al igual que la de San Pedro,
En ella destaca la idealización del rostro y su actitud dinámica gracias al
movimiento contrapposto que tiene. Todavía más expresiva es la figura de San
Juan Bautista, en la que el adelantamiento de los brazos, fuertemente escamados
y el desarrollo más anguloso y claroscurista de los plegados la hacen más
movida, siendo esta la tendencia que mejor define a las restantes figuras de
bulto del ático, cuyas actitudes resultan un tanto teatrales y amaneradas.
Encima de estas hornacinas, tenemos unos relieves con escenas alusivas al martirio
de San Pedro y a la dignidad del apóstol, al ser instituido por Cristo, y ante
el colegio apostólico, como jefe de la Iglesia: el Quo Vadis, Domine? y la
Entrega de las llaves a San Pedro. Son relieves con una talla dura y seca, con
ciertas desproporciones y hasta alguna incorrección en los cuerpos, son
composiciones sencillas en las que se recurre a la gradación de la volumetría
de figuras y objetos.
En
el ático tenernos una caja rectangular tan ancha como la calle central y
rematada por un frontón curvo partido en la que se aloja el habitual Calvario
con el Crucificado la Virgen
y San Juan. En los lados dos hornacinas algo más pequeñas y enmarcadas por sobrias
pilastras acanaladas y con dos trozos de frontón parecido al anterior, ocupadas
por imágenes de Santa Lucía y Santa Bárbara con sus atributos respectivos.
Por
último, indicar que se limpia h. 1861 por Balbino Edo. Asimismo, hacia el año 1970,
la mesa del altar que estaba pegada al retablo, se modifica y según las
disposiciones del Concilio Vaticano II, se separa y se le da la vuelta de modo
que el sacerdote celebrante pueda estar de cara al pueblo.
Para
finalizar esta descripción de la iglesia, habría que indicar que a lo largo de
la nave central nos encontramos con una serie de esculturas entre las que
destaca una Virgen románica del siglo XII, policromada en tonos rojos y azules
y que representa a la Virgen como trono del Niño, el cual bendice con su maro
derecha, mientras que con la izquierda sostiene un libro.
Fotografía ábside: romanicoaragones@ono.com
Fotografía torre: cipca@iea.es.
Fotografía torre: cipca@iea.es.
Texto y dibujos: Xiloca. Iglesia parroquial de San Pedro Apóstol. Blancas (Teruel)
Carlos Buil Guallar y Ricardo Marco Fraile, 1995
turoliense.aun2020
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