Yacimiento de los Arcillares |
Fósiles de lirios de mar en Fuentes de Rubielos
La
provincia de Teruel esconde tesoros paleontológicos en los lugares más
insospechados, y no solo de dinosaurios sino de animales mucho más pequeños
cuyo estado de conservación es tan excepcional que su estudio abre las puertas
a nuevos conocimientos científicos sobre cómo era la vida en el pasado. Eso ha
ocurrido con unos fósiles de crinoideos, lirios de mar, encontrados en Fuentes
de Rubielos en el año 2017 y cuyo análisis con tecnología punta en EEUU ha
permitido ver por primera vez el sistema nervioso que tenían estos organismos.
El
hallazgo se publicó a finales del año pasado en la prestigiosa revista
científica Paleontology en un trabajo firmado por los paleontólogos Samuel
Zamora, del Instituto Geológico y Minero de España y profesor colaborador de la
Universidad de Zaragoza, y James Saulsbury, de la Universidad de Michigan en
Estados Unidos.
Lo
que encontraron estos paleontólogos en Fuentes de Rubielos fueron unos fósiles
de crinoideos de hace 125 millones de años, de una especie hoy extinta por completo
perteneciente al grupo de los equinodermos, una amplia familia que hoy sigue
poblando los fondos marinos y entre los que se encuentran los erizos y las
estrellas de mar, además de los lirios de mar.
Los
lirios de mar son esos organismos que se pueden ver en los documentales sobre
la vida marina que tienen un aspecto ramificado y que se ondean como si fueran
estrellas emplumadas.
Haber
encontrado fosilizado el sistema nervioso en los restos hallados en Fuentes de
Rubielos permite compararlo con el de los crinoideos actuales para conocer su
evolución, algo que nunca antes se había conseguido.
Samuel
Zamora, buen conocedor de la riqueza paleontológica turolense, y que ganó hace
unos años el Premio Internacional de Paleontología Paleonturología que convoca
la Fundación Dinópolis, se topó con el yacimiento de Fuentes de Rubielos
gracias a un aficionado de Teruel, Joaquín Espílez. “Le llamó la atención la
presencia de estos fósiles en la zona”, asegura, y aclara que “sin su colaboración
este trabajo nunca se hubiera podido hacer”.
Zamora
cuenta que todo se inició en 2016 cuando uno de los mayores especialistas en
crinoideos actuales y fósiles, Tomasz Baumiller, de la Universidad de Michigan,
le visitó. “Trabajamos con varias colecciones durante días y decidió mandar un
año después a dos de sus estudiantes para que colaboraran con nosotros en
diferentes aspectos”, cuenta el científico. Uno de ellos era James Saulsbury
con quien ha publicado ahora el artículo en Paleontology.
Este
proyecto está financiado por el Gobierno de Aragón a través del Grupo
Aragosaurus de la Universidad de Zaragoza, con el que Zamora colabora desde
hace años en la reconstrucción de los ecosistemas marinos antiguos, sobre todo
a partir de invertebrados fósiles.
Diario de Teruel
Francisco Javier Millán, 4/02/2020
turoliense.aun2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario