sábado, 19 de octubre de 2019

Los Amantes de Teruel, 1938

Sótanos del convento de Santa Clara

Sarcófago de Diego Martínez de Marcilla

Sarcófago de Isabel de Segura


Los Amantes de Teruel, 24 de febrero de 1938


El día 23 de febrero de 1938 llamó a la redacción de HERALDO un turolense para avisar que él sabía dónde estaban las momias de los famosos Amantes de Teruel.

El enviado de Heraldo de Aragón, Eduardo Fuembuena se pone manos a la obra, acompañado de el alcalde de Teruel don José Maicas y el teniente de alcalde don Alonso Bea.

Las momias de los Amantes de Teruel fueron escondidas en los sótanos del convento de Santa Clara, un lugar seguro durante los violentos ataques durante la Guerra Civil. El edificio, fue utilizado por los republicanos como hospital hasta las últimas horas. Entre colchones reventados, sábanas desperdigadas, sillas rotas, trozos de vendajes y frascos rotos de material de cura, en cuatro naves de camas desvencijadas a once metros debajo del suelo de Teruel. En una galería y al fondo de la cueva, en una pequeña rinconada que es el cementerio de las religiosas, encontramos las dos momias y junto a ellas el cadáver de un miliciano republicano.

El espectáculo no puede ser más tétrico. Aquel cadáver, con sus ojos inmensamente abiertos, parece vigilar la estancia. Diego e Isabel, en sus urnas respectivas -sobre las que trepan algunas arañas- no han sufrido el más leve daño. Tienen, eso sí, mucho polvo, mucha suciedad por todas partes, debido a que se rompieron los cristales, pero los esqueletos aparecen intactos. Únicamente Isabel de Segura presenta algún destrozo en su mano izquierda.


Fotografías: Biblioteca Digital Hispánica

Texto: Francisco Martínez Gascón / Archivo Heraldo


aun2019



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