Yacimiento Ibérico-romano de El Cabezo de Alcalá de Azaila |
Viaje a El Cabezo de Alcalá de Azaila
En
este cabezo se sitúan los restos de un poblado ibérico, dominándose a su
alrededor un amplio panorama de hasta treinta kilómetros: lo que permitiría una
cierta seguridad a sus pobladores. Las primeras excavaciones entre se llevaron a
cabo entre 1868 y 1872 por Pablo Gil y Gil, siendo sus resultados publicados en 1890
por Gascón de Gotor. Más adelante fue Juan Cabré Aguiló quien se responsabilizó entre
1919 y 1942 de las excavaciones. Se excavó la acrópolis y la necrópolis
hallstática. En 1976 Miguel Beltrán publicó su tesis doctoral sobre este yacimiento
y realizó nuevas catas. Se han podido reconocer así varias fases de ocupación:
La primera, preibérica, desde el 550 a. C.; y la segunda, ibérica tardía hasta
su destrucción entre el 75 y el 72 a. C. en el contexto de las guerras
sertorianas.
La
ciudad se extendía sobre unas veinte Has, 20 has, típico poblamiento de la
Sedetania. Se distingue la ciudad alta de la baja. Ésta última no tiene unos
límites claros y parece que sería el lugar ocupado por el pueblo llano; en su
zona de servicios se sitúan las termas, careciendo de zona de defensas. La
acrópolis amurallada es el lugar de refugio de la población; en ella se
localizan los edificios más representativos, disponiendo de una red viaria
pavimentada.
Respecto
a la arquitectura pública es manifiesto el sistema poliorcético, con doble
línea de murallas, siguiendo la tradición ibérica. No hay restos de torres,
bastiones ni puertas. A pesar de su endeblez, la muralla pudo cumplir funciones
como muro de contención o aterrazamiento. Pequeño templo in antis de orden
toscano. La pronaos está pavimentada con un opus signinum de escamas; las columnas
y el dintel serían de material lígneo; los muros de mampostería recrecidos con
tapial o adobe y revestidos en el interior de la cella con estucos pintados
imitando el primer estilo pompeyano. Termas situadas al pie de la acrópolis.
En
cuanto a la arquitectura privada se emplean zócalos de mampostería con última
hilada en adobe o tapial, sillares de arenisca en los lugares más nobles,
suelos de tierra apisonada y techumbres sobre vigas de madera con materiales perecederos,
siguiendo la tradición indígena aunque adoptando, en ocasiones, algunos
elementos de la arquitectura itálica. Las casas más grandes suelen abrir sus estancias
en torno a un patio central pero las más pequeñas mantienen la planta
rectangular y carecen de patio.
En el templo se encontró un grupo escultórico
en bronce consistente en una figura masculina, una cabeza femenina y un caballo
a tres patas. Cerámica a mano ibérica lisa y decorada; campaniense A, B, y C;
cerámica gris y cerámica común tanto ibérica como romana. Los motivos
decorativos son geométricos, fitomórficos y representaciones de figuras humanas
y de animales. También han sido hallados algunos fragmentos de cerámica griega
de figuras rojas (s. IV a. C.).
Se
han encontrado dos tesorillos con piezas procedentesde Kelse, Iltirda,
Seteisken, Lakine, Bolskan, Iltukoite y Ebusus, entre otras, con un total de
797 monedas. Algunos investigadores situaron aquí la ceca de Belikiom, que
acuñó plata y bronce con signario ibérico en el último tercio del siglo II y
primero del I a. C., pero su localización es insegura. Las investigaciones más
recientes mantienen que Azaila no realizó emisiones monetales. Hay numerosos grafitos
ibéricos sobre cerámica y dos estampillas. Datos de J. Andreu y M. P. Rivero
(Universidad de Zaragoza, Proyecto Clío).
Recientemente se ha inaugurado en el pueblo de Azaila un interesante centro de interpretación
que se suma a los que ilustran el pasado ibero de esta amplia zona. A su amparo
algunos artesanos han reproducido diversos objetos del ajuar ibero, joyas,
cerámica, disponibles en el Centro de Interpretación.
Aragón Turístico y Monumental
Alejandro
Abadía París
Zaragoza, diciembre 2009
aun2019
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