miércoles, 18 de marzo de 2020

El Torico, 22 de febrero de 1938





El Torico, 22 de febrero de 1938


El 15 de diciembre de 1937 nevaba copiosamente en el sur de Aragón. A 18 grados bajo cero, comenzó el ataque republicano a la ciudad de Teruel. Aunque la batalla parecía inclinarse hacia el bando que ejercía la ofensiva, el 22 de febrero de 1938 (tras nueve semanas de batalla) Teruel quedaba finalmente en manos del ejército franquista, tras uno de los combates más cruentos de la Guerra Civil.

El admirado Torico, firme en el pedestal en el centro de su plaza y símbolo de Teruel, aguantó bombardeos y cañonazos hasta que una violenta explosión lo hizo caer al suelo, desplazándolo unos metros. La columna que sujetaba la escultura se rajó y tuvieron que colocar varias vigas de madera a modo de apuntalamiento, como se ve en una de las fotografías. Una granada también destruyó una casa de la plaza.

¿Qué pasó con el Torico? El símbolo turolense desapareció en combate. En las páginas de HERALDO de la época se cuentan varias versiones sobre el hecho; unos decían que se lo habían llevado los republicanos, otros que algún ciudadano lo había escondido para que no sufriera más daños; se le había estropeado el cuerno derecho y tenía una grieta en la pata.

HERALDO contó finalmente la resolución del enigma. Un baturro de corazón turolense arriesgó su vida por salvar el Torico y lo recogió, depositándolo después en el ayuntamiento de la ciudad.

Así contó HERALDO en sus páginas de hace ahora 80 años cómo encontraron al Torico, que daban por desaparecido:

Sobre las cinco, dos oficiales del Cuerpo de Ejército de Galicia, el comandante de Intendencia y el alférez médico, recorrían el Ayuntamiento cuando, encima de una mesa de despacho de las oficinas dieron con el Torico famoso ¡Cuánta emoción! Los ojos lo veían sin creerlo. Amorosamente acariciaron el musculado bronce y llamaron a las gentes para darles la noticia. Gritos, entusiasmo. ¿Será el auténtico?

La duda ensombrece tanta alegría. Pronto de la multitud que se agolpa llega un hombre que fue defensor de la ciudad, y dice:

"Nuestro Torico fue derribado de su columna por una explosión y se le estropeó el cuerno derecho. Además tenía una grieta en la pata.

Las manos palpan y los ojos se abren. El Torico tiene las dos huellas. ¡Es él! Entonces se organiza una manifestación y a hombros le llevan dos de los antiguos vecinos de la ciudad. Detrás, los soldados, todos, todos... se trae una escalera, mejor dicho, brota, nadie sabe de dónde y cómo, y en un gran silencio se le pone en su sitio para que siga presidiendo la vida urbana que va a volver.

Ya está allí, limpio, brillantes sus tonos verdinegros, erguido, desafiante y orgulloso. Símbolo de páginas que fueron, símbolo de las que se escriban. Era un buen amigo y no quiso estar en su lugar en el breve espacio de la batalla. Ya está aquí para que todos le vean".


Noticia de hemeroteca recopilada por Elena de la Riva y Mapi Rodríguez
Documentación de HERALDO DE ARAGÓN, 23/02/2018

Fotografía: Francisco Martínez Gascón, 23/02/1938 
Fuente:  Imágenes de un siglo. Heraldo de Aragón (1895-1995)

Fotografía: Biblioteca Digital Hispánica


turoliense.aun2020



No hay comentarios:

Publicar un comentario