jueves, 9 de enero de 2020

La Vaquilla del Angel. Teruel, 1914

La Vaquilla del Angel, Salvador Gisbert


La Vaquilla del Angel, 1914


Desde la mañana del domingo se notaba en la población una gran animación que se salía de lo ordinario, y era que el ambiente estaba saturado de la alegría popular que esta fiesta tiene en Teruel.

Por la tarde se desbordó el entusiasmo y desde las primeras horas se vieron constantemente grupos de gente que cargados la mayor parte con la cesta y la indispensable bota, se dirigían a la plaza de Toros para coger sitio a la sombra pues suponían (como así era) que al sol habían de achicharrarse.

El mucho calor no fue obstáculo para que se llenara la plaza y el que acudió tarde tuvo que sentarse donde pudo, pero todo se puede dar por bien empleado; el contemplar a tantas mañicas con el pañuelo encarnado, capaces de quitar la cabeza a cualquiera, bien merece un rato de sol.

A las cuatro y media apareció en el palco presidencial el Sr. Alcalde acompañado de los concejales y ocupada la meseta de toril por la Comisión de Concejales se hace la señal de costumbre y a los acordes de un pasodoble aparece la cuadrilla que es saludada con nutridos aplausos.

Verificado el desfile y recogida la llave se da suelta al primero de los bichos que era de gran cuidado por lo mucho que había aprendido en otras plazas.

Apenas salió uno de los chicos llamado Vazquez fue enganchado aparatosamente, teniendo que ser retirado a la enfermería, donde los Médicos señores Sancho, Muñoz y Remón procedieron a reconocerlo, resultando que tenía un puntazo en la parte superior de la pierna izquierda y un fuerte varetazo en el pecho; seguidamente lo curaron teniendo la necesidad de darle cuatro puntos de sutura.

Con muchas dificultades pues el toro se traía lo suyo, le pusieron dos medios pares de banderillas y fue retirado al corral para dar suelta al segundo que era todo lo contrario que el otro, y se aprovecharon los chicos tirando de repertorio.

En el intermedio durante el descanso el público se dedicó a vaciar las cestas y una vez pasados los treinta minutos reglamentarios volvieron a salir los bichos sin que ocurriera nada de particular.

Por la noche como de costumbre ya inmemorial la gente se echó a la calle; en la Glorieta la banda municipal como estaba anunciado, dio un concierto-baile, que fue aprovechado por la gente joven para divertirse hasta las doce en que terminó, y entonces se desparramaron por las calles, los unos para no dejar dormir a los que estaban muy tranquilos en la cama, y los otros para llamar a sus amigos con el objeto de subir a la Plaza a presenciar la bajada de los toros.

A las tres de la mañana los alrededores de la Plaza de Toros estaban atestados de público, destacándose muchas mujeres jóvenes y bonitas que daban una animación extraordinaria y que estaban mu propias con las alpargatas blancas y el pañuelo encarnado al cuello.

A las cuatro y media salió el primer toro al redondel y seguidamente fueron bajados al corral los dos animales para ser corridos más tarde en la forma acostumbrada.

En la plaza del Mercado a causa de la mucha aglomeración, hubo dos o tres caídas que no tuvieron importancia; y terminó la tradicional fiesta de la Vaquilla sin incidentes dignos de ser mencionados.

Abundaban mucho los aprovechados y las que se dejaban querer.

Y hasta el año que viene.

… Por eso toda esa gente
la vemos fría y dejada,
y la encontramos doliente,
y la vemos como ahogada
de una enorme pesadilla
que invade todos sus poros:
y es que pasó la “Vaquilla”
es que vienen de los toros.

Spiritualis.



Cuadro: "La Vaquilla del Angel", Salvador Gisbert
Finales siglo XIX

Diario Turolense
Teruel, 14 de julio de 1914


turoliense.aun2020



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