jueves, 2 de junio de 2016

Cazando bajo la lluvia por la sabana del Turoliense

Si tuviéramos una máquina que nos permitiera viajar por el tiempo y hacer un safari por los alrededores de Teruel hace entre 5 y 9 millones de años lo que nos encontraríamos sería algo parecido a la sabana de Kenia o Tanzania. Rinocerontes, hipopótamos, jirafas, cebras, antílopes y dientes de sable pacerían a sus anchas con un lobo muy peculiar que llegó desde América del Norte y con un buen número de équidos de distintos tipos y tamaños. La actividad de divulgación científica Geolodía 2016 organizó ayer un safari por Los Mansuetos en el que, pese a que no dejó de llover a lo largo de la mañana, participaron más de medio centenar de personas de todas las edades.
El Turoliense es un piso geológico, una división del tiempo de las rocas que se estableció en el año 1965 y que toma el nombre de Teruel porque es en la zona de Los Mansuetos, a escasos 300 metros del casco urbano y a los pies del cerro de Santa Bárbara, donde se sitúa la sección estratigráfica de referencia (estratotipo). Es el lugar donde existe la referencia de lo que pasó, "el patrón, el modelo", comentó el director de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel, Luis Alcalá, quien añadió que se trata de un Lugar de Interés Geológico que despierta una gran curiosidad en el campo científico y no solo para expertos en geología. El paleontólogo comparó Los Mansuetos con la barra de platino iridio que sirve de referencia para la medida del metro, pero en este caso con las rocas.
Primer paseo divulgativo
Es la primera vez que se realiza un paseo para divulgar las peculiaridades del Turoliense, una división del tiempo geológico que se utiliza en todo el mundo y que se aprecia perfectamente desde diversos puntos de la ciudad.
El Turoliense tiene una antigüedad que va de los 8,7 a los 5,3 millones de años. El momento geológico continental coincide a nivel marino con el Messiniense, cuando el desplazamiento de África provocó el cierre del Estrecho de Gibraltar y, con él, la desecación del Mar Mediterráneo. Esto propició que "animales africanos y europeos pudieran caminar a sus anchas y que a Teruel llegaran camellos e hipopótamos", manifestó Luis Alcalá.
El experto explicó con todo lujo de detalles los animales que poblaban la sabana turolense en esa época y casi ninguno se parece a los que hay ahora. El safari pasado por agua de ayer sirvió para descubrir a muchos que la panorámica del Teruel en ese momento no sería igual a la actual. Así, aunque había montañas a un lado y a otro y una zona deprimida en el centro, una vez se depositó la erosión se formó un gran lago de varios kilómetros que iba desde Perales a Teruel. Precisamente las rocas grisáceas y calcáreas son testigo de ese pasado. El lago desapareció hace un millón de años, "se erosionó una parte y fue como si quitáramos el tapón de una bañera, el agua se fue hacia la ribera del Turia", detalló de forma muy gráfica Luis Alcalá.
El paleontólogo Luis Mampel fue el encargado de explicar el "viaje en el tiempo" que realizaron los participantes por las diferentes rocas que hay en la zona. Partieron desde las arcillas, que a nadie pasaron inadvertidas debido a que buena parte de ellas les acompañaron en la suela de los zapatos durante todo el recorrido, para seguir por areniscas y conglomerados: "Hemos ido hacia materiales más modernos", concluyó Mampel. El especialista apuntó que en los abanicos aluviales los materiales más grandes, que son los conglomerados, se depositan en las áreas más próximas; las areniscas van a parar a las zonas medias y las lutitas –limos y arcillas– a los lugares más alejados de la cabecera.
Sin embargo no todo es tan sencillo y como matizó Luis Alcalá hay deslizamientos y fallas que hacen que los materiales no estén en la posición que les corresponde en función de su antigüedad. "Los geólogos tenemos que saber distinguir si una roca está en su lugar original o se ha desplazado", matizó.
La tierra pierde el norte
Uno de los aspectos que más llamó la atención a los asistentes fue el cambio de polaridad repentino de la tierra, que funciona como un gran imán. "Sabemos que ocurre, pero no conocemos ni el porqué ni el momento en el que va a ocurrir", aseguró el experto. "Tampoco tiene una periodicidad fija y apunta hacia un lado u otro del globo, pero la brújula nunca apunta al Ecuador", comentó el experto, quien añadió que "si hay un patrón aún no se ha descifrado".
En el recorrido, en el que hicieron de guías Luis Alcalá, Luis Mampel y la también paleontóloga Ana González, tomaron parte vecinos de Teruel que querían conocer el entorno pero también algunas personas que acudieron desde la Comunidad Valenciana porque son aficionados a la geología. Era el caso de Óscar Navarro, que realizó todo el recorrido con su hijo de tres años en brazos y acompañado por su mujer y su hija. "No había plazas en el de Jalance, en Alicante, y nos animamos a venir a Teruel", confirmó.
Durante el recorrido guiado los aficionados a la geología realizaron un gran número de preguntas tanto sobre la polaridad de la tierra como acerca de los fósiles hallados o el trabajo que desarrollan los paleontólogos. A la vuelta todos estaban encantados con una experiencia que algunos ya habían probado en años anteriores.
Geolodía, una idea turolense que triunfa en España
Es el evento más popular de difusión de la geología a nivel nacional y surgió en 2005 en Teruel a instancia del Instituto de Estudios Turolenses. En 2007 se exportó a otras provincias españolas. Ahora se celebra en todo el país y en algunos lugares, como Alicante, con más de un millar de participantes. Es una excusión anual guiada por expertos en geología y abierta al público en general. En Teruel la organizan de forma alterna la Fundación Conjunto Paleontológico y la Universidad de Zaragoza.

M. Cruz Aguilar
Diario de Teruel
 09/05/2016

 

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