jueves, 5 de mayo de 2016

Romerías y santuarios





Romerías y Santuarios


Numerosos santuarios se esparcen por la geografía turolense, dedicados especialmente a la devoción mariana. Enclavados en los lugares donde, según tradición, se apareció la Virgen a algún pastor o labrador, los pueblos comarcales celebran romerías a ellos en determinadas fechas del año, que suelen ser por el mes de septiembre, terminadas ya las más apremiantes tareas del campo. Son innumerables, pero por señalar los más importantes, indicaremos la de Pueyos, patrona de Alcañiz, en un magnífico santuario, hoy convertido en casa de Ejercicios Espirituales, a un par de kilómetros de la ciudad; el de la Virgen de la Vega, en Alcalá de la Selva, en medio de un maravilloso paisaje y donde hace años, se está construyendo una populosa colonia veraniega; el de la Fuensanta de Villel , con un manantial milagroso, de devoción en una extensa comarca incluida la capital de Teruel; el de Nuestra Señora del Tremedal , en un alto monte que domina los hermosos pinares de Orihuela del Tremedal, auténtica patrona celestial de toda la tierra de la sierra de Albarracín; la de la Zarza, en Aliaga, devotamente venerada en toda la comarca; la de la Estrella, en Mosqueruela, y tantos y tantos otros.

Era y es costumbre que, aparte del culto general se dedica a Nuestra Señora en sus distintas advocaciones populares en la fiesta de su Natividad cada pueblo de la comarca vaya en romería al santuario. Autoridades y vecindario acuden en masa, utilizando caballerías, carros engalanados y, ahora, tractores, camiones o autobuses, si hay acceso. Justo al santuario solía haber hospederías, ahora muy deterioradas por la guerra  y por el tiempo, en las cuales los respectivos pueblos de la comarca tenían sus viejas vasijas de cerámica típicamente turolense -algunas, como la de Cascante del Río en el Santuario de la Fuensanta, del siglo XIII y de la que se conservan varias piezas en el Ayuntamiento- en las que los cofrades hacían una comida común después de los actos religiosos.

Tras la misa solemne y la comida abundante, a distancia respetuosa del santuario, se celebraban las fiestas populares de bailes y danzas, que también con su ingenua alegría son culto a la Madre de Dios.



Recogido por Alfonso Utrillas Nvarrete


aun2016



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