-¡Padre! Aquellos casilicios
tan grandismos de allí enfrente,
¿ya es Teruel por un casual?
-Sí, hijo mio. Pero ¿quieres
no asomate pol ventano
del auto? ¿no ves que puedes
enreligate el tozuelo
en un arbol y rompete
la caeza?... Ten pacencia,
que ya llegamos, ¡releñe!
No sé como corre tanto
este auto con tanta gente
como vamos amontonada.
Por eso no es comeniente
meniasde del aposiento
y ir bien tieso, que dos veces
m'hi visto ya en la cuneta
al regolver aquel puente
que himos pasau hace poco.
Aprepárate, Josele,
que ya estamos en Teruel,
y en cuantico que nus deje
el auto, nus himos d'ir
a corretialo, y si quieres
a velo y a remiralo.
-¡Padre! Pero que remajo
es este pueblo... ¿Me quiere
icir qu'es aquello c'hay
con torrecicas al frente
y escalericas que bajan,
con muchas bardosas verdes,
hasta abajo ande hay cajones
grandismos que van y vienen
con maquínas que echan humo
por la chaminera?
-Trenes
debe ser si no me engaño.
Pero ¡leñe! No te sueltes
de la mano, repaineta,
que cuando menos lo esperes
te pué pillar algún auto
- ¿Me quiere
icir si aquello es un barco
de navegar?
-¿Cualo?
-Ese
Camajuste que hay con hierros
encrucijaus mesmamente
con barandaus, como de barco
de un calandario que tiene
en el cuarto de la estufa
colgau mi primo Peleles.
-Pues no sé como le ícen.
-¿Y aquello que se vé enfrente
qu'es un tubo larguirucho
con chaminera, ¡me puede
icir lo qu'es...
-No lo sé...
-Y esa calle, ¿pué saberse
como le icen?
-Pues le icen...
¡Tampoco lo sé, Josele¡
-¡Mire padre, mire! ¡Un toro
que está puesto de jubete
en la punta del pilón
que sale de aquella juente!
Y eso, padre ¿que quié icir?
-Pues quié icir...¡Cualo! ¿El torete?
Pues senifica... ¡Tiés hambre?
Vamos, pues, a hincale el diente
a lo que ha puesto tu madre
en el saquillo. Si quieres,
en este callejoncico
hay un bar, ande se puede
aposentase.
-¡Oiga padre!
¿Le sabe a usté mal que a veces
le pregunte por las cosas
que no sé?...
-¡Que va a sabeme!
¡Tú pergunta, hijo, pergunta,
que perguntando se aprende!...
que ya estamos en Teruel,
y en cuantico que nus deje
el auto, nus himos d'ir
a corretialo, y si quieres
a velo y a remiralo.
-¡Padre! Pero que remajo
es este pueblo... ¿Me quiere
icir qu'es aquello c'hay
con torrecicas al frente
y escalericas que bajan,
con muchas bardosas verdes,
hasta abajo ande hay cajones
grandismos que van y vienen
con maquínas que echan humo
por la chaminera?
-Trenes
debe ser si no me engaño.
Pero ¡leñe! No te sueltes
de la mano, repaineta,
que cuando menos lo esperes
te pué pillar algún auto
- ¿Me quiere
icir si aquello es un barco
de navegar?
-¿Cualo?
-Ese
Camajuste que hay con hierros
encrucijaus mesmamente
con barandaus, como de barco
de un calandario que tiene
en el cuarto de la estufa
colgau mi primo Peleles.
-Pues no sé como le ícen.
-¿Y aquello que se vé enfrente
qu'es un tubo larguirucho
con chaminera, ¡me puede
icir lo qu'es...
-No lo sé...
-Y esa calle, ¿pué saberse
como le icen?
-Pues le icen...
¡Tampoco lo sé, Josele¡
-¡Mire padre, mire! ¡Un toro
que está puesto de jubete
en la punta del pilón
que sale de aquella juente!
Y eso, padre ¿que quié icir?
-Pues quié icir...¡Cualo! ¿El torete?
Pues senifica... ¡Tiés hambre?
Vamos, pues, a hincale el diente
a lo que ha puesto tu madre
en el saquillo. Si quieres,
en este callejoncico
hay un bar, ande se puede
aposentase.
-¡Oiga padre!
¿Le sabe a usté mal que a veces
le pregunte por las cosas
que no sé?...
-¡Que va a sabeme!
¡Tú pergunta, hijo, pergunta,
que perguntando se aprende!...
GENTES DE MI TIERRA. Adelino Gómez Latorre. Imp. Carlos Nacher - Milagro, 7 - Valencia. 1972
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