Mirambel, 1981
Villa de la provincia de Teruel, a 113,5 km. de la capital. Situada al pie de la Muela Monchen (Sistema Ibérico), junto al río Cantavieja y al límite provincial con Castellón de la Plana, a 993 m. de altitud Temperatura media anual, 10,3°. Precipitación anual, 600 mm. Población: en 1998, 146 hab.; en 1978, 199 hab.; en 1950, 577 hab.; en 1900, 841 hab.
Baluarte
carlista, Mirambel albergó en la primera guerra civil la Junta Suprema de
Aragón, Valencia y Murcia, nombrada por don Carlos María Isidro. Pío Baroja; aquellas
efemérides en su obra titulada La venta de Mirambel.
Cinco
portales y cinco ermitas se reparten por igual las glorias militares y
religiosas. Los primeros sirven de acceso al casco urbano, aunque uno solo de
ellos, el de las Monjas, es practicable para la circulación rodada. Extramuros
de Mirambel, salvando un recodo de la carretera, se levanta el santuario de San
Martín, y por el resto del término municipal se reparten las ermitas de San
Cristóbal, San José, Virgen del Pilar y Santa Ana.
Es
la zona más bella del Maestrazgo turolense. El casco urbano de Mirambel aparece
cercado de murallas, con su ciudadela medieval. Al pie del torreón del portal
de las Monjas se encuentra la recoleta plaza de la Madre Consuelo, religiosa y
maestra. Las bellas celosías del convento asoman sobre el arco fue fundado en época
de Felipe II. Las calles de Mirambel están empedradas, bellamente pavimentadas
con cantos rodados. En la calle Mayor, que lleva el nombre de Agustín Pastor
Monforte, cabe admirar notables edificios, viejos caserones solariegos, con
piedras armeras en las fachadas y remate de salientes aleros. Al fondo aparece
el portal del Estudio, que se abre a los rincones más bellos y pintorescos y da
paso al bello conjunto arquitectónico, formado por la iglesia, la Casa
Consistorial, la de Pastor (convertida ahora en abadía o casa parroquial) y la
de Zurita. En esta última, cuyas piedras se funden con otro portal, el de la
Fuente, cuenta la tradición que se hospedó don Carlos allá por el año 1837.
La
iglesia fue construida a finales del siglo XVII y tuvo que ser reparada en
1843, después de haber quedado prácticamente destruida por un incendio
provocado por El Serrador, cabecilla carlista del que Mirambel conserva un
triste recuerdo. La calle de Remolinos conduce a otra plaza, la de Aliaga,
formada por edificios de extraordinario sabor, testimonio de la mejor
arquitectura del Maestrazgo. Mirambel celebra sus fiestas patronales en honor
de Nuestra Señora de la Asunción y San Roque, del 14 al 18 de agosto. Las
ferias tienen lugar el primer sábado y domingo de noviembre.
La
villa obtuvo en 1981 la medalla de oro de la organización Europa Nostra por el
esfuerzo realizado en el embellecimiento y restauración. El premio fue
entregado en 1982 por la reina doña Sofía, que se trasladó hasta esta
población.
Tras
su reconquista por Alfonso II hacia 1169, su historia estuvo ligada a las
órdenes militares: primeramente fue concedida a la orden del Santo Redentor y
en 1196 pasó a la orden del Temple, formando parte de la encomienda de
Cantavieja, junto con La Iglesuela, Villarluengo y Tronchón. Su carta de población
fue concedida por los templarios y en ella se detallan los diferentes tributos
a los que estaban sometidos sus vecinos.
En
1292, Jaime II concedió la celebración de un mercado semanal en esta localidad.
Cuando la orden del Temple fue suspendida por mandato papal, la encomienda de
Cantavieja pasó íntegra a la orden de San Juan de Jerusalén, cuyo dominio duró
hasta mitad del siglo XIX. A pesar de esta vinculación a las órdenes militares,
la villa de Mirambel disfrutó de algunos privilegios concedidos por los reyes
aragoneses: así, en 1324, el infante don Alfonso concedió el derecho de
apelación directa al rey o al infante en los pleitos. En 1388, Juan I Buscar
les otorgó el que ningún vecino pudiera ser detenido por deudas ni sus bienes
pignorados.
Texto: Gran Enciclopedia Aragonesa, GEA
Fotografías: Gobierno Civil. Archivo Histórico Provincial de Teruel, AHPTE
aun2019
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