sábado, 21 de junio de 2014

El ferrocarril marítimo de Cayo Largo a Cayo Hueso

    Se trata de un ferrocarril maravilloso sobre el mar, prolongación del Florida East Coast Railway, en el rincón noroeste del Estado de la Florida, hasta Cayo Hueso, isla intermedia hasta la de Cuba. Portentosa maravilla de ingeniería y alarde magnífico de la inventiva y energía de los norteamericanos.
    El genio de Mr. Henry M. Flagler ha conseguido realizar el proyecto magno de unir Cuba con los Estados Unidos, acercando Washington y Habana a sólo 1.367 millas. Gracias a esta prodigiosa línea, el viaje entre una y otra ciudad puede hacerse actualmente en cuarenta y seis horas.
    Este ferrocarril marítimo, pues 156 millas van literalmente sobre el mar, a excepción de la tierra firme de los cayos que une. Fué abierto oficialmente al tráfico general el 22 de enero de 1912. En este día llegó a Cayo Hueso el tren, a través de un viaducto oceánico de 100 millas, en el que se siente la impresión que el ferrocarril flota sobre el mar como si fuera un trasatlántico.
   Para la construcción de esta línea han tenido que abandonarse los antiguos métodos y recurrir a la erección de una vía sobre arcos de piedra sobre el lecho del océano, continuando el viaducto en alta mar, en sitios hasta donde se pierde de vista la tierra, con sólo el mar debajo y el cielo encima.
    En la extremidad sureste de Cayo Long empieza el portentoso sistema de viaductos. El primero es de 2 millas de largo y la vía se halla a una altura de 31 pies sobre el nivel del mar. Tiene una serie de 180 arcos de hormigón reforzado, construídos en forma tal, que no sólo pueden resistir el peso de los trenes, sino también desafiar el choque de las olas. Su  aspecto es como el de los acueductos romanos de Segovia o Mérida. Los ojos son casi todos de 50 pies, y algunos de 60, extendidos y descansando sobre pilares clavados en roca sólida y reforzados por estacas.
    La base de los pilares en la roca es de 28 pies y la anchura de 27 en la parte más ancha del arco. Su altura, desde el agua hasta la corona del arco es de 25 pies.


    Entre Knights Key y Big Pine (13 millas) se concentra la parte más costosa y dificil de la obra. En esta sección hay tres acueductos, que en total hacen 4 millas y que cruzan aguas de una profundidad de 30  pies. Desde aquí se podrá conseguir transportar trenes enteros, por medio de varcos de vapor, desde Cayo Hueso a la capital cubana, por una distancia de 90 millas, estableciendo así una línea efectiva de Nueva York a la Habana.
    En esta magna y gigantesca obra es digno de especial mención el puente de Bahía Honda, uno de los largos trechos de hormigón sólido, construído para Florida East Coast Railway, entre Tierra Firme y Cayo Hueso; es un poco más de una milla, y atraviesa Bahía Honda. Como la parte en que está emplazado este puente es navegable para embarcaciones de regular calado, ha sido necesario dotar a este viaducto de un puente de caballete que permita el paso de los buques.
    Aprovechando las ventajas estratégicas de Cayo Hueso por la construcción de este ferrocarril, el Gobierno de los Estados Unidos ha establecido en este punto una estación carbonera y un apostadero naval.
    Cayo Hueso es ya un punto de escala para los vapores que navegan en el Golfo de México. Cuando se abra el canal de Panamá, Cayo Hueso, con sus grandes facilidades de navegación y su proximidad al Istmo, adquirirá una importancia nunca soñada por sus habitantes, cuyo número actual es de 23.000.


    Esta ciudad es la más meridional de los Estados Unidos; fué colonizada en 1820, aunque bien es verdad que hay indicios de que estuvo habitada anteriormente.
    Su clima es sumamente agradable, variando la temperatura entre entre 47º F y 90º F.
    Es el puerto de los Estados Unidos más próximo al Canal de Panamá.
   Fácilmente pueden imaginarse las grades ventajas que la línea del ferrocarril acarreará a las Antillas, Estados Unidos y al mundo entero. De Cayo Hueso a la Habana (90 millas) se pondrán solamente cuatro horas; es decir, que un vapor sale de la Habana por la mañana, descarga en Cayo Hueso y regresa antes de la puesta del sol. Y siendo Cayo Hueso el punto de los Estados Unidos más próximo a la vía interoceánica de Panamá, es de adivinar la gran influencia que el nuevo ferrocarril ejercerá sobre el canal cuando éste se abra.

    Mr. Henry M. Flagler, autor del proyecto del ferrocarril de los Estados Unidos a Cuba.

    Este fué quien concibió y llevó a feliz término este notabilísimo ferrocarril, con su energía, con su perseverancia y con su mismo dinero; es decir, sin la ayuda financiera de otros capitalistas ni el apoyo de entidades oficiales. Hace veinticinco años, cuando anunció la idea del ferrocarril, fué considerado como un soñador; ahora se le proclama mago de la ingeniería.
    Flagler nació en 1830 en Canandaigne, Estado de Nueva York, y sólo cuando tenía cincuenta y cinco años se interesó en el asunto, por la circunstancia de haberse establecido en Florida con la intención de retirarse de los negocios y gozar de los millones que tenía ganados en el trust del petróleo.
    Su fuerte carácter, juntamente con su gran imaginación, le hicieron ver desde luego el valor del ferrocarril Florida East Coast si se alargaba a lo largo de los cayos en la extremidad sur de la Florida. Con la concepción de esta idea, Flagler se rejuveneció, y a los cincuenta y cinco años de edad se consagró por entero a la consecución de este fín único: la terminación del ferrocarril. Todo su tiempo, todas sus energías, las empleó durante veinticinco años en esta empresa, cabiéndole la suerte de haberla visto realizada con la llegada del tren a Cayo Hueso.


    En los grandes festejos con que Cayo Hueso celebró la terminación de la obra, Mr. Flagler fué la figura central de la magna celebración. A través de los acueductos y malecones de hormigón, el tren le condujo a Cayo Hueso, haciéndole palpar la realización de su sueño dorado.
    Los gobiernos de los Estados Unidos, de Centro América y de otras naciones enviaron delegados que se asociaron a las fiestas, figurando muy principalmente buques de guerra de la armada yanqui. Asistieron los cruceros Washington y North Carolina, de los Estados Unidos; el crucero Bremen, de Alemania; el crucero República, de Portugal, y el cañonero Hatney, de Cuba.
    La Habana mandó una delegación especial, juntamente con una banda militar. Luego, los vecinos de Cayo Hueso regalaron a Flagler una medalla de oro conmemorativa, en la que estaba grabado el retrato de éste.
    Claro está que se reconoce la importantísima parte que han tomado los ingenieros y otros técnicos que contribuyeron con su saber y trabajo a la realización de la obra; pero es de justicia reconocer también, que el genio en cuya mente se desemvolvió el proyecto es Henry M. Flagler.

Almanaque Bailly-Bailliere. Madrid, 1914

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