El Caballito y la Coraza de Calaceite
En el mes de agosto de 1903, en las inmediaciones del poblado de Les Umbries, en la margen izquierda de la carretera de Valdeltormo y dentro de la partida de Les Ferreres del término de Calaceite (Teruel), un campesino llamado Justo Pastor halló mientras se encontraba trabajando en una finca de su propiedad, bajo dos grades piedras que trataba de retirar del campo, la tumba de un guerrero.
En su interior apareció una pequeña pieza de carácter votivo, quebrada en grandes y pequeñas porciones aunque
fácilmente reintegrable a su primitiva forma. Sobre un pie convexo, formado de
un pequeño bordeado de cinco círculos y estos inscritos en uno mayor descansa
la figura de un caballo de arqueado cuello y recortadas crines que
soporta en el lomo una columnita estriada formada de hilos de cobre
soldados así como las series de círculos de la parte superior e inferior del
objeto, con la base y capitel; rematándose con los mismos motivos que el pie.
La figura de bronce fue vendida en la cantidad de noventa pesetas a
un anticuario de Zaragoza y poco después, sin que se conozca el
conducto, llegó en 1906 al Museo del Louvre. Allí permaneció hasta 1941,
siendo recuperada por acuerdo de intercambio entre los gobiernos
español y francés, en que pasó al Museo Arqueológico Nacional de Madrid
(en el lote también se encontraba la Dama de Elche).
Junto a dicho candelabro se halló a la vez restos de urna cineraria de
barro, una coraza de bronce bellamente repujada (ésta formó parte de la
colección de Antonio Vives Escudero hasta 1947 en la que es ingresada en
el Museo Provincial de Bellas Artes de Mahón, Menorca. En 2007 se
exhibe en el Museo Provincial de Teruel, firmando su ingreso definitivo
en este museo en 2009), lanza y espada de hierro muy deformadas
por la oxidación y otros objetos de difícil precisión junto a dos
piedras sin
adorno ni labor de ninguna clase; el haber perdido las piedras su
estabilidad
ha sido causa del deterioro de los objetos las cuales únicamente sirven
para
indicar el sitio de la sepultura.
El caballo había sido objeto de culto entre los iberos y quedó vinculado por su relación con el Sol a ciertas creencias de ultratumba. La figura del animal recuerda las creaciones de la época arcaica griega, es de bronce macizo y mide 15 centímetros de altura, la pieza total mide hoy 39,5 centímetros de altura. Anteriormente, en el museo de la capital francesa había sido montado con las dos ruedas en forma plana. Sin embargo, en la actualidad se encuentra dispuesto conforme a la idea del arqueólogo Juan Cabré, investigador de la antigua ciudad de San Antonio de Calaceite, que pensó que pudiendo ser un portaofrendas era más acertado darle forma de copa, por lo que pie y vaso se transformaron en conos.
Su cronología se remonta a los comienzos de la época de la Tène,
segundo periodo de los dos en que se divide la edad del Hierro. Es decir
hacia el siglo V a. de C.
Dibujo y fotografía: Juan Cabré Aguiló, 1909-1910
aun2014
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