Alfares ibéricos de Azaila
Las excavaciones que en el fortificado poblado ibérico del Cabezo de Alcalá, en Azaila (Teruel), llevó a cabo desde 1919 hasta 1942 el arqueólogo Juan Cabré Aguiló permitieron en su día conocer con mayor detalle la cerámica fabricada por los iberos. Se trata de una cerámica de uso popular, hecha a torno y con excelente cochura. El color se muestra ligeramente rojizo o amarillento en los fondos, sobre los que se pintaban temas figurativos; vegetales y geométricos a base de color pardo oscuro.
La evolución de la cerámica ibérica pudiera señalarse a base de los diferentes temas empleados en su decoración. Así, la cerámica geométrica se desarrollaría entre los siglos IV y I a. de C., mientras que la de temas botánicos florecería entre los siglos II y I y el cambio de era. En este momento ambas producciones quedarían reducidas ante la aparición de la "terra sigillata" romana, expresión latina que significa "tierra o cerámica sellada", referida a un característico tipo de color rojo brillante.
Las zonas artísticas que cabe diferenciar en la cerámica ibérica son: La andaluza, con los yacimientos de Toya y Galera, en los que abundan las piezas de rosca y presentan escasa decoración; la de Aragón y valle del Ebro (Azaila): y la del sudeste, con yacimientos en Liria, Archena, Alcoy, etc.
La cerámica de Azaila se caracteriza por la distribución geométrica y una acentuada simetría de los temas ornamentales, siendo en su mayoría de carácter vegetal.
Los vasos de Liria ofrecen escenas de batallas, cacerías y danzas, interpretadas por el artesano con una gran expresividad.
Los vasos de Liria ofrecen escenas de batallas, cacerías y danzas, interpretadas por el artesano con una gran expresividad.
aun2014
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