Restauración de la Santa Iglesia Catedral de Teruel
Julio de 1886 - Febrero de 1888
Terminadas
las obras de restauración de la Santa Iglesia Catedral que empezaron en el mes
de julio del año 1886, el día 25 es el designado para su consagración y
seguidamente quedará abierta al culto.
Estimamos
la realización de estas obras como justo motivo para reseñarlas en esta
Revista, al objeto de que, nuestros lectores puedan formar una idea de lo que
era antes de estas obras la antigua iglesia de Santa María de Media-Villa. Erigida
en colegiata en 1423 a solicitud de los turolenses, hallándose aquí el arzobispo de Zaragoza D
Alonso Argüello y el rey Don Alfonso V
celebrando cortes con los aragoneses, y más tarde, en 20 de julio de 1577, elevada a catedral por petición de Felipe II a Gregorio XIII, y lo que es ahora.
Templo
de estilo gótico, con escasos adornos y algunas riquezas artísticas embadurnadas
en otro tiempo con sucesivas capas de cal y yeso procedentes de mal dirigido
blanqueo para disminuir la lobreguez de sus descuidadas naves, era hace veinte
meses en cuya fecha el Excmo. Prelado e Ilmo. Cabildo celosos por el esplendor y
magnificencia del culto, acordaron restaurar de nuestro más suntuoso templo lo
que fuera digno de restauración aumentar el decorado general y en especial el
de las naves laterales y construir de nuevo lo que á su juicio consideraron
necesario, teniendo en cuenta las necesidades de la iglesia y los escasos
recursos de que podían disponer. La buena voluntad y acertada dirección de tan
respetables autoridades se ven hoy coronadas por el éxito más lisonjero, y así podrá
apreciarlo el que entre en la Catedral y sienta agradable sorpresa al contemplar
la limpieza de sus estucadas naves brillantemente realzadas por profusión de
dorados frisos y artísticos florones; numerosas vidrieras de colores ostentando
religiosas alegorías primorosamente trasladadas por el pincel al vidrio en cuya
materia el fuego graba la imagen: un pavimento bien labrado en seca y limpia,
madera; soberbios púlpitos de rico nogal tallado y esbelta forma del estilo
gótico; capillas restauradas que parecen nuevas y otras nuevas
que son verdaderos prodigios de arte; las verjas bronceadas y muchos otros
detalles que en el trascurso de esta reseña procuraremos consignar.
He
aquí las obras ejecutadas:
La
restauración completa del altar mayor que, si en su arquitectura es de estilo
medio o plateresco, el de la escultura es más grandioso y pertenece a la
escuela florentina del tiempo de Miguel Angel, siendo obra del mazonero Gabriel
Yolí que murió en 1538 y está enterrado en la puerta del coro, ha sido hecha por
reputados tallistas y escultores valencianos bajo la dirección del contratista
general de las obras, D. Gaspar Herrero, de Valencia. El Cabildo ha tenido un
especial cuidado de que este trabajo, de verdadera importancia, sé haya
realizado conservando el estilo severo que siempre ha ostentado desde su
construcción esa joya artística, la más notable y más rica, indudablemente, de
la Catedral.
La
restauración de la capilla de la Comunión, los altares de Santa Águeda, Santo
Cristo, Santo Tomás, Santa Emerenciana, y Santos Reyes cuya capilla ha sido
también estucada y decorada, incluso la cúpula. Son nuevos en su decorado los
dos altares que hay en los lienzos laterales de esta capilla, notable por el
retablo donde se ostenta el magnífico lienzo de la Epifanía, copia de otro de
Rubens, ejecutado por Francisco Giménez, natural de Tarazona. La muerte de
Antonio Bisquert autor del notable lienzo de las Once mil Vírgenes que ahora se
ha colocado en el trascoro y de otros de bastante mérito
existentes en las iglesias de San Martín y Santiago, atribuyese á la melancolía
que le ocasionó el haber intentado en balde hacer igual pintura. Las dos urnas
existentes en esta misma capilla y que también han sido restauradas encierran
las reliquias de los santos mártires Alejandro, Jacinto, León y Eugenio y las
de las Vírgenes Jerónima,
Margarita y Escolástica. Los altares de Santa Bárbara, las Once mil Vírgenes,
San Roque y la Virgen del Rosario, colocados los cuatro en el trascoro, también
han sido restaurados.
La
portada de la capilla de la Virgen de los Desamparados, de un decorado bien
entendido y hecho a conciencia, es donativo por ofrenda, del dorador D. Gaspar
Herrero.
La
capilla del Salvador, propiedad de la familia Barberán, hoy representada por el
señor marqués de Tosos, también ha sido restaurada y bronceada la verja á
expensas de la noble y piadosa familia.
El
baptisterio y la magnífica capilla de la Comunión, o sea la pila bautismal y la
capilla parroquial, han sido completamente restauradas en el dorado de la media
naranja y lienzos. Esta ha sido también una obra de importancia porque la
capilla en su talla, riqueza y buen gusto es la mejor de la iglesia.
La
capilla de la Purísima, perteneciente al Pió Legado instituido por el venerable
cartujo en Porta Celi, Francés de Aranda
donado a Dios, ilustre hijo de Teruel, de imperecedera memoria para los
pobres vergonzantes de ésta su patria, también ha sido restaurada y se ha
decorado con rica vidriera circular de colores en el remate del retablo, y
bronceado en la verja.
En
la cúpula y cupulín que constituyen el cimborrio que descansa sobre el crucero
es donde campan los más notables trabajos de la restauración; como que ésta ha
sido desarrollada sirviendo de pauta el estilo propio de la época, que debe datar
del siglo XV al XVI, y cuyo trazado y decorado completamente terminado en esta
parte del templo, ha aparecido quitándolas muchas capas de yeso y cal con que
manos profanas lo habían hecho imperceptible desde abajo, desde el presbiterio.
Debido a lo que obliga el arte en materia de restauraciones pictóricas es,
entre otras cosas que a algunos parecerán raras y hasta de mal gusto, el color de
la pintura de los ángeles que aparecen en el primer friso de la cúpula, color
ordinario en la apariencia y hasta en la realidad pero, que es el mismo con que
han aparecido después de quedar limpios de las diversas capas extraña que los
cubría; en una palabra, se muestran ahora con el mismo color que dejó la
primera mano que los pintó. Lo mismo sucede con los notables medallones, alguno
como el de Santiago, notabilísimo, que se ven sobre las ventanas del cupulín
representando, el del centro, el busto del Padre Eterno y los demás, bustos de
apóstoles.
En
el cupulín se han colocado ocho vidrieras de colores pintados y después grabados a fuego. En la cúpula o media naranja, diez y seis vidrieras decoradas por el
mismo procedimiento, con el busto de un ángel y alegorías de los coros celestiales
Todo lo que hay en esta cúpula, de florones, jambas, columnas y friso general
se ha hecho nuevo de talla y luego se ha dorado sólo la talla embutida en esta
pequeña parte de la iglesia pesa 4 000 kilogramos. Los 336 florones que hay
colocados en las dos naves laterales, también son nuevos en talla y dorado. En
la nave central hay colocadas siete vidrieras circulares, llevando en el centro
diferentes alegorías de la Virgen, tomadas de la letanía.
En el trascoro luce otra magnifica vidriera de
colores, la mejor, representando a la Virgen de la Asunción, que es la Titular
de la Iglesia, en el acto de ser elevada en su propia inmaculada carne desde la
tierra al cielo por entre nubes sostenidas por ángeles. La cenefa está formada
por las doce estrellas de la corona de la Virgen entrelazadas con azucenas. El
dibujo de esta notable vidriera fue proyectado, a su tiempo, por el reputado
artista pictórico don Salvador Gisbert. En el crucero hay también dos grandes
vidrieras rectangulares, con un ángel en el centro y alegorías del martirio.
Corresponden por su colocación a los altares de San Antonio y Santa Emerenciana.
Otras tres en el trasaltar,
también con alegorías de la Virgen; cinco más, circulares, en las naves
laterales; otras tantas en la capilla de la Comunión; una en la capilla de la
Santa Limosna y la del centro del altar, regalo de los constructores de ellas,
Hijos de Edualdo R. Amigó, de Barcelona.
Total,
49 vidrieras de colores.
La
nueva capilla de San Antonio es notable y llama la atención por su riqueza, por
lo esbelto de sus proporciones y por la perfección de sus adornos policromados,
dentro del estilo gótico moderno a que pertenece. La imagen de San Antonio es
un trabajo de gran mérito; la cenefa del hábito, especialmente, hace honor al
escultor valenciano D. Ricardo Soria cuya es la obra.
La
lámpara, y la verja, también de estilo gótico, son obras dignas de esta capilla
debida, a la munificencia de nuestro querido e ilustre Prelado cuyos blasones y
escudo episcopal hállanse colocados en la parte superior del retablo.
Los,
dos magníficos púlpitos, también valioso donativo de S. E. el Prelado, son de
estilo gótico y nogal tallado. Constituyen la parte inferior un haz de columnas
en cuyos capiteles figuran los cuarteles de Teruel: sobre los ábacos de dichos
capiteles nacen unas elegantes nerviaciones que sirven de base de sustentación
a la taza cuya sección es poligonal,
figurando en cada ángulo unas columnillas de las que arrancan arcos de varios
lóbulos. En el panel del centro campan las armas de familia del ilustre donante
y el escudo episcopal. El tornavoz, que es del mismo gusto, afecta la forma
piramidal truncada; de él arranca una especie de torrecilla, también de la
misma forma, terminada con primorosos gumos. Estos dos púlpitos y el altar de
San Antonio han sido construidos en los acreditados talleres de nuestro paisano
D. Silvestre Tarín, natural de El Pobo, establecido en Valencia, con los planos
y bajo la dirección del afamado arquitecto municipal de la misma ciudad D. José
Camaña, autor del notabilísimo proyecto que sirvió para la construcción del
benéfico Asilo del Marqués de Campo.
El
órgano también ha sido restaurado en toda fachada; se han limpiado todos los
registros y algunos de estos han sido notablemente perfeccionados. La reja del
coro, de gusto gótico, adornada con grandes follages y algunos ramilletes
ejecutados con gran primor; la vía sacra; las verjas del presbiterio de Santa
María Magdalena, Comunión, Desamparados, San Antonio y las ya citadas del
Salvador y la Purísima también han sido bronceadas Los pórticos, canceles, la
verja exterior de la plaza de la Catedral, la sillería del coro y el decorado de
las sacristías han sido objeto de importantes reparos; y para que todo el
templo quede debidamente preservado de la acción de las aguas, se ha retejado
cuidadosamente.
Estas
son las obras para cuya ejecución han contribuído:
La
iglesia Catedral representada por S. E.
el Prelado y el Ilmo. Cabildo: el Prelado por sí mismo: La parroquia de
Santa María de la Catedral: la Junta de Plaza en representación del venerable Francés
de Aranda y el señor marqués de Tosos por la familia Barberán.
La
Iglesia ha costeado el estucado y dorado general, la restauración completa del
altar mayor, todas las vidrieras de colores menos las de las capillas de la
Comunión y la Purísima; reparaciones del órgano, coro, portadas, canceles, tejado
y sacristías.
El
Prelado ha donado la capilla, altar e imagen de San Antonio con la lámpara,
verja, sacras y demás accesorios: ha donado también los dos magníficos púlpitos y a sus expensas se ha hecho y colocado el pavimento; se han bronceado, también a sus expensas, todas las verjas menos las de las capillas de la Purísima,
Desamparados, y el Salvador.
Ha costeado la restauración de las capillas de la Comunión, la de los altares
de Santa Águeda, Santo Cristo, Santo Tomás, Santa Emerenciana, los tres de la
capilla de los Reyes, los de Santa Bárbara, las Once mil Vírgenes, San Roque,
la Virgen del Rosario y todo el zócalo del templo.
La
parroquia ha costeado la restauración del baptisterio y las vidrieras de la
capilla de la Comunión.
La
Junta de Plaza la restauración de la capilla de la Santa Limosna, la vidriera de
colores y el bronceado de la verja.
El
señor marqués de Tosos la restauración de su capilla y el bronceado de la
verja. El pintor D. Ricardo Polo ha bronceado a sus expensas la verja de
Desamparados. Los principales artistas que han ejecutado las obras son:
El
contratista de todas las de estucado y dorado, D. Gaspar Herrero dorador establecido
en Valencia y de probada competencia en otras restauraciones de templos de
aquella ciudad, como San Bartolomé y San Miguel. A su cargo, según hemos dicho
antes, ha corrido también la restauración del altar mayor.
Todas
las vidrieras de colores han sido construidas en Barcelona en la acreditada casa
de Hijos de Eudaldo S. Amigó, fundada
en 1701.
El
pavimento de madera ha sido labrado y colocado por los reputados maestros de
carpintería Ángel Rubio y Francisco Giménez.
El
órgano, perfeccionado por el hábil constructor D. José Cantó. Todo el zócalo
por el maestro de albañilería José Giménez y la verja gótica del altar de San
Antonio, por el maestro herrero Esteban Novella.
Se
calcula el importe de todas las obras en 80.000 pesetas. Solo las vidrieras de
colores vendrán a costar 12 500.
Aquí
damos por terminada la reseña de estas importantes obras para cuya ejecución,
ni el Prelado ni el Cabildo han escatimado los recursos pecuniarios ni la
eficaz y diaria inspección nacida del generoso deseo de obviar en cada momento
los imprevistos obstáculos que en algún modo parecían dificultar el éxito que
se propusieron desde el principio, sin otra recompensa que la digna
satisfacción de sentir vivir su espíritu cristiano en la Casa del Señor después
de renovadas las riquezas artísticas que en ella nos legaron los genios de los
Yolis. Bisquert, Giménez y
García de los Reyes, realzadas por el nuevo brillo, excelente decorado y todos los colores
de la luz que la
habilidad y el arte bien entendidos de los señores D. Gaspar Herrero y los Hijos de Amigó, han sabido traer a esta restauración con
unánime reconocimiento del
Prelado y del Cabildo.
Dios
la conservará, seguramente, por largos años, para el mayor esplendor y solemnidad
del culto cristiano, hoy de divina protección por que, desgraciadamente, a aquel antiguo fervor religioso que impulsaba a multitud de familias piadosas a recorrer toda Europa para contribuir con el trabajo de sus manos a la erección
de templos sin más recompensa que la remisión de los pecados, ha sucedido un
censurable escepticismo religioso con tendencias utilitarias que le inclinan a caer
preferentemente del lado del coliseo a del circo.
Intérpretes
del sentimiento patrio en que arraiga la gratitud de los turolenses para
cuantos en una u otra forma aumentan nuestros prestigios abrillantando nuestra historia
0 nuestros monumentos, sentimiento patrio que vive y vivirá robusto en nuestros
corazones animado con el recuerdo de nuestros primeros años, sólo extinguible
con el postrer aliento porque en cada calle y en cada plaza y en cada templo
surge la memoria de un percance, de un juego infantil o de sencilla plegaria aprendida
en el dulce regazo de amantísima y santa madre, debemos tributar y tributamos
entusiasta y leal aplauso a cuantas personas y corporaciones respetabilísimas han
gastado su actividad y su dinero para embellecer la Santa iglesia Catedral, quede
hoy en más será honra del excelentísimo Prelado Dr. D. Antonio Ibáñez Galiano,
del ilustrísimo Cabildo
y de los nobles hijos de Teruel.
Revista del Turia
Pascual Adan
Teruel, 15 de febrero de 1888
Foto postal, año 1931
Fotografía: años 1930
Fotografía: años 1930
aun2019
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