miércoles, 13 de noviembre de 2019

Restauración de la Catedral de Teruel, 1886-1888




Restauración de la Santa Iglesia Catedral de Teruel
Julio de 1886 - Febrero de 1888


Terminadas las obras de restauración de la Santa Iglesia Catedral que empezaron en el mes de julio del año 1886, el día 25 es el designado para su consagración y seguidamente quedará abierta al culto.

Estimamos la realización de estas obras como justo motivo para reseñarlas en esta Revista, al objeto de que, nuestros lectores puedan formar una idea de lo que era antes de estas obras la antigua iglesia de Santa María de Media-Villa. Erigida en colegiata en 1423 a solicitud de los turolenses, hallándose aquí el arzobispo de Zaragoza D Alonso Argüello y el rey Don  Alfonso V celebrando cortes con los aragoneses, y más tarde, en 20 de julio de 1577, elevada a catedral por petición de Felipe II a Gregorio XIII, y lo que es ahora.

Templo de estilo gótico, con escasos adornos y algunas riquezas artísticas embadurnadas en otro tiempo con sucesivas capas de cal y yeso procedentes de mal dirigido blanqueo para disminuir la lobreguez de sus descuidadas naves, era hace veinte meses en cuya fecha el Excmo. Prelado e Ilmo. Cabildo celosos por el esplendor y magnificencia del culto, acordaron restaurar de nuestro más suntuoso templo lo que fuera digno de restauración aumentar el decorado general y en especial el de las naves laterales y construir de nuevo lo que á su juicio consideraron necesario, teniendo en cuenta las necesidades de la iglesia y los escasos recursos de que podían disponer. La buena voluntad y acertada dirección de tan respetables autoridades se ven hoy coronadas por el éxito más lisonjero, y así podrá apreciarlo el que entre en la Catedral y sienta agradable sorpresa al contemplar la limpieza de sus estucadas naves brillantemente realzadas por profusión de dorados frisos y artísticos florones; numerosas vidrieras de colores ostentando religiosas alegorías primorosamente trasladadas por el pincel al vidrio en cuya materia el fuego graba la imagen: un pavimento bien labrado en seca y limpia, madera; soberbios púlpitos de rico nogal tallado y esbelta forma del estilo gótico; capillas restauradas que parecen nuevas y otras nuevas que son verdaderos prodigios de arte; las verjas bronceadas y muchos otros detalles que en el trascurso de esta reseña procuraremos consignar.




He aquí las obras ejecutadas:

La restauración completa del altar mayor que, si en su arquitectura es de estilo medio o plateresco, el de la escultura es más grandioso y pertenece a la escuela florentina del tiempo de Miguel Angel, siendo obra del mazonero Gabriel Yolí que murió en 1538 y está enterrado en la puerta del coro, ha sido hecha por reputados tallistas y escultores valencianos bajo la dirección del contratista general de las obras, D. Gaspar Herrero, de Valencia. El Cabildo ha tenido un especial cuidado de que este trabajo, de verdadera importancia, sé haya realizado conservando el estilo severo que siempre ha ostentado desde su construcción esa joya artística, la más notable y más rica, indudablemente, de la Catedral.

La restauración de la capilla de la Comunión, los altares de Santa Águeda, Santo Cristo, Santo Tomás, Santa Emerenciana, y Santos Reyes cuya capilla ha sido también estucada y decorada, incluso la cúpula. Son nuevos en su decorado los dos altares que hay en los lienzos laterales de esta capilla, notable por el retablo donde se ostenta el magnífico lienzo de la Epifanía, copia de otro de Rubens, ejecutado por Francisco Giménez, natural de Tarazona. La muerte de Antonio Bisquert autor del notable lienzo de las Once mil Vírgenes que ahora se ha colocado en el trascoro y de otros de bastante mérito existentes en las iglesias de San Martín y Santiago, atribuyese á la melancolía que le ocasionó el haber intentado en balde hacer igual pintura. Las dos urnas existentes en esta misma capilla y que también han sido restauradas encierran las reliquias de los santos mártires Alejandro, Jacinto, León y Eugenio y las de las Vírgenes Jerónima, Margarita y Escolástica. Los altares de Santa Bárbara, las Once mil Vírgenes, San Roque y la Virgen del Rosario, colocados los cuatro en el trascoro, también han sido restaurados.

La portada de la capilla de la Virgen de los Desamparados, de un decorado bien entendido y hecho a conciencia, es donativo por ofrenda, del dorador D. Gaspar Herrero.

La capilla del Salvador, propiedad de la familia Barberán, hoy representada por el señor marqués de Tosos, también ha sido restaurada y bronceada la verja á expensas de la noble y piadosa familia.

El baptisterio y la magnífica capilla de la Comunión, o sea la pila bautismal y la capilla parroquial, han sido completamente restauradas en el dorado de la media naranja y lienzos. Esta ha sido también una obra de importancia porque la capilla en su talla, riqueza y buen gusto es la mejor de la iglesia.

La capilla de la Purísima, perteneciente al Pió Legado instituido por el venerable cartujo en Porta Celi, Francés de Aranda donado a Dios, ilustre hijo de Teruel, de imperecedera memoria para los pobres vergonzantes de ésta su patria, también ha sido restaurada y se ha decorado con rica vidriera circular de colores en el remate del retablo, y bronceado en la verja.

En la cúpula y cupulín que constituyen el cimborrio que descansa sobre el crucero es donde campan los más notables trabajos de la restauración; como que ésta ha sido desarrollada sirviendo de pauta el estilo propio de la época, que debe datar del siglo XV al XVI, y cuyo trazado y decorado completamente terminado en esta parte del templo, ha aparecido quitándolas muchas capas de yeso y cal con que manos profanas lo habían hecho imperceptible desde abajo, desde el presbiterio. Debido a lo que obliga el arte en materia de restauraciones pictóricas es, entre otras cosas que a algunos parecerán raras y hasta de mal gusto, el color de la pintura de los ángeles que aparecen en el primer friso de la cúpula, color ordinario en la apariencia y hasta en la realidad pero, que es el mismo con que han aparecido después de quedar limpios de las diversas capas extraña que los cubría; en una palabra, se muestran ahora con el mismo color que dejó la primera mano que los pintó. Lo mismo sucede con los notables medallones, alguno como el de Santiago, notabilísimo, que se ven sobre las ventanas del cupulín representando, el del centro, el busto del Padre Eterno y los demás, bustos de apóstoles.

En el cupulín se han colocado ocho vidrieras de colores pintados y después grabados a fuego. En la cúpula o media naranja, diez y seis vidrieras decoradas por el mismo procedimiento, con el busto de un ángel y alegorías de los coros celestiales Todo lo que hay en esta cúpula, de florones, jambas, columnas y friso general se ha hecho nuevo de talla y luego se ha dorado sólo la talla embutida en esta pequeña parte de la iglesia pesa 4 000 kilogramos. Los 336 florones que hay colocados en las dos naves laterales, también son nuevos en talla y dorado. En la nave central hay colocadas siete vidrieras circulares, llevando en el centro diferentes alegorías de la Virgen, tomadas de la letanía.

En el trascoro luce otra magnifica vidriera de colores, la mejor, representando a la Virgen de la Asunción, que es la Titular de la Iglesia, en el acto de ser elevada en su propia inmaculada carne desde la tierra al cielo por entre nubes sostenidas por ángeles. La cenefa está formada por las doce estrellas de la corona de la Virgen entrelazadas con azucenas. El dibujo de esta notable vidriera fue proyectado, a su tiempo, por el reputado artista pictórico don Salvador Gisbert. En el crucero hay también dos grandes vidrieras rectangulares, con un ángel en el centro y alegorías del martirio. Corresponden por su colocación a los altares de San Antonio y Santa Emerenciana.

Otras tres en el trasaltar, también con alegorías de la Virgen; cinco más, circulares, en las naves laterales; otras tantas en la capilla de la Comunión; una en la capilla de la Santa Limosna y la del centro del altar, regalo de los constructores de ellas, Hijos de Edualdo R. Amigó, de Barcelona. 




Total, 49 vidrieras de colores.

La nueva capilla de San Antonio es notable y llama la atención por su riqueza, por lo esbelto de sus proporciones y por la perfección de sus adornos policromados, dentro del estilo gótico moderno a que pertenece. La imagen de San Antonio es un trabajo de gran mérito; la cenefa del hábito, especialmente, hace honor al escultor valenciano D. Ricardo Soria cuya es la obra.

La lámpara, y la verja, también de estilo gótico, son obras dignas de esta capilla debida, a la munificencia de nuestro querido e ilustre Prelado cuyos blasones y escudo episcopal hállanse colocados en la parte superior del retablo.

Los, dos magníficos púlpitos, también valioso donativo de S. E. el Prelado, son de estilo gótico y nogal tallado. Constituyen la parte inferior un haz de columnas en cuyos capiteles figuran los cuarteles de Teruel: sobre los ábacos de dichos capiteles nacen unas elegantes nerviaciones que sirven de base de sustentación a la taza cuya sección es poligonal, figurando en cada ángulo unas columnillas de las que arrancan arcos de varios lóbulos. En el panel del centro campan las armas de familia del ilustre donante y el escudo episcopal. El tornavoz, que es del mismo gusto, afecta la forma piramidal truncada; de él arranca una especie de torrecilla, también de la misma forma, terminada con primorosos gumos. Estos dos púlpitos y el altar de San Antonio han sido construidos en los acreditados talleres de nuestro paisano D. Silvestre Tarín, natural de El Pobo, establecido en Valencia, con los planos y bajo la dirección del afamado arquitecto municipal de la misma ciudad D. José Camaña, autor del notabilísimo proyecto que sirvió para la construcción del benéfico Asilo del Marqués de Campo.

El órgano también ha sido restaurado en toda fachada; se han limpiado todos los registros y algunos de estos han sido notablemente perfeccionados. La reja del coro, de gusto gótico, adornada con grandes follages y algunos ramilletes ejecutados con gran primor; la vía sacra; las verjas del presbiterio de Santa María Magdalena, Comunión, Desamparados, San Antonio y las ya citadas del Salvador y la Purísima también han sido bronceadas Los pórticos, canceles, la verja exterior de la plaza de la Catedral, la sillería del coro y el decorado de las sacristías han sido objeto de importantes reparos; y para que todo el templo quede debidamente preservado de la acción de las aguas, se ha retejado cuidadosamente.

Estas son las obras para cuya ejecución han contribuído:

La iglesia Catedral representada por  S. E. el Prelado y el Ilmo. Cabildo: el Prelado por sí mismo: La parroquia de Santa María de la Catedral: la Junta de Plaza en representación del venerable Francés de Aranda y el señor marqués de Tosos por la familia Barberán.

La Iglesia ha costeado el estucado y dorado general, la restauración completa del altar mayor, todas las vidrieras de colores menos las de las capillas de la Comunión y la Purísima; reparaciones del órgano, coro, portadas, canceles, tejado y sacristías.

El Prelado ha donado la capilla, altar e imagen de San Antonio con la lámpara, verja, sacras y demás accesorios: ha donado también los dos magníficos púlpitos y a sus expensas se ha hecho y colocado el pavimento; se han bronceado, también a sus expensas, todas las verjas menos las de las capillas de la Purísima, Desamparados, y el Salvador. Ha costeado la restauración de las capillas de la Comunión, la de los altares de Santa Águeda, Santo Cristo, Santo Tomás, Santa Emerenciana, los tres de la capilla de los Reyes, los de Santa Bárbara, las Once mil Vírgenes, San Roque, la Virgen del Rosario y todo el zócalo del templo.

La parroquia ha costeado la restauración del baptisterio y las vidrieras de la capilla de la Comunión.

La Junta de Plaza la restauración de la capilla de la Santa Limosna, la vidriera de colores y el bronceado de la verja.

El señor marqués de Tosos la restauración de su capilla y el bronceado de la verja. El pintor D. Ricardo Polo ha bronceado a sus expensas la verja de Desamparados. Los principales artistas que han ejecutado las obras son:

El contratista de todas las de estucado y dorado, D. Gaspar Herrero dorador establecido en Valencia y de probada competencia en otras restauraciones de templos de aquella ciudad, como San Bartolomé y San Miguel. A su cargo, según hemos dicho antes, ha corrido también la restauración del altar mayor.

Todas las vidrieras de colores han sido construidas en Barcelona en la acreditada casa de Hijos de Eudaldo S. Amigó, fundada en 1701.

El pavimento de madera ha sido labrado y colocado por los reputados maestros de carpintería Ángel Rubio y Francisco Giménez.

El órgano, perfeccionado por el hábil constructor D. José Cantó. Todo el zócalo por el maestro de albañilería José Giménez y la verja gótica del altar de San Antonio, por el maestro herrero Esteban Novella.

Se calcula el importe de todas las obras en 80.000 pesetas. Solo las vidrieras de colores vendrán a costar 12 500.

Aquí damos por terminada la reseña de estas importantes obras para cuya ejecución, ni el Prelado ni el Cabildo han escatimado los recursos pecuniarios ni la eficaz y diaria inspección nacida del generoso deseo de obviar en cada momento los imprevistos obstáculos que en algún modo parecían dificultar el éxito que se propusieron desde el principio, sin otra recompensa que la digna satisfacción de sentir vivir su espíritu cristiano en la Casa del Señor después de renovadas las riquezas artísticas que en ella nos legaron los genios de los Yolis. Bisquert, Giménez y García de los Reyes, realzadas por el nuevo brillo, excelente decorado y todos los colores de la luz que la habilidad y el arte bien entendidos de los señores D. Gaspar Herrero y los Hijos de Amigó, han sabido traer a esta restauración con unánime reconocimiento del Prelado y del Cabildo.

Dios la conservará, seguramente, por largos años, para el mayor esplendor y solemnidad del culto cristiano, hoy de divina protección por que, desgraciadamente, a aquel antiguo fervor religioso que impulsaba a multitud de familias piadosas a recorrer toda Europa para contribuir con el trabajo de sus manos a la erección de templos sin más recompensa que la remisión de los pecados, ha sucedido un censurable escepticismo religioso con tendencias utilitarias que le inclinan a caer preferentemente del lado del coliseo a del circo.

Intérpretes del sentimiento patrio en que arraiga la gratitud de los turolenses para cuantos en una u otra forma aumentan nuestros prestigios abrillantando nuestra historia 0 nuestros monumentos, sentimiento patrio que vive y vivirá robusto en nuestros corazones animado con el recuerdo de nuestros primeros años, sólo extinguible con el postrer aliento porque en cada calle y en cada plaza y en cada templo surge la memoria de un percance, de un juego infantil o de sencilla plegaria aprendida en el dulce regazo de amantísima y santa madre, debemos tributar y tributamos entusiasta y leal aplauso a cuantas personas y corporaciones respetabilísimas han gastado su actividad y su dinero para embellecer la Santa iglesia Catedral, quede hoy en más será honra del excelentísimo Prelado Dr. D. Antonio Ibáñez Galiano, del ilustrísimo Cabildo y de los nobles hijos de Teruel.



Revista del Turia
Pascual Adan
Teruel, 15 de febrero de 1888

Foto postal, año 1931
Fotografía: años 1930


aun2019



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