Iglesia de la Inmaculada de Cella
El
monumento artístico de mayor empaque es la Iglesia Parroquial. La primitiva construcción
debió de ser reedificada a fines del siglo XIV, según el modelo de la nave única,
muy amplia con capillas laterales; restos de esta época tal vez sean los tramos
con crucería sencilla. Fue una fábrica coetánea de las iglesias de otros
pueblos turolenses como Cañada, Fórnoles, Lledó, Arens de Lledó, etc, que
muestran el gusto aragonés por un esquema espacial hecho con base en la nave
única, tipo arquitectónico muy frecuente en la Corona de Aragón, y que tuvo su
origen en el Sur de Francia. De esta época es la imagen de la Virgen del Castillo,
pieza gótica de alabastro con la típica incurvación, tal vez date de 1332
cuando el rey Alfonso III concedió privilegios al consejo de Cella para reparar
el castillo, que amenazaba ruina por causa de la humedad. Esta pieza selecta,
guardada en la parroquia tiene ciertas semejanzas con la Virgen del Molino, del
vecino pueblo de Santa Eulalia.
La
fábrica gótica de la iglesia estaba muy dañada por la humedad, ya que a su costado
discurre el río. En orden a su reconstrucción se dio una bula en 1510
concediendo indulgencias a los que ayudaran a reedificarla. Se mantuvo la
amplia nave gótica, y se debieron de construir capillas como la del Rosario y
del Santo Cristo. La iglesia sufrió una profunda transformación en la segunda
mitad del siglo XVIII cuando se hundió la cabecera, que afectó al importante
retablo de la capilla mayor. La maciza torre está fechada en 1606.
Antonio
Ponz, un viajero del siglo XVIII, experto en arte, atribuyó esta obra al imaginero
francés Gabriel Joli a juzgar por la semejanza que vio con el retablo mayor de
la catedral de Teruel, y refiere que tenía grupos escultóricos sobre la vida y pasión
de Cristo. Aún se conservan las escenas de la Coronación y Nacimiento de la
Virgen, Adoración de los Reyes y Pastores, Venida del Espíritu Santo y Ascensión,
la Asunción y Oración del Huerto, Caída de Jesús con la Cruz, la Piedad y otros
detalles fragmentarios.
Fue
el investigador Carlos de la Vega quien halló en los fondos de Protocolos de
Teruel las capitulaciones para hacer el retablo, encargado a Cosme Damián Bas
en 1579.
Revista Xiloca 3
Cella: Historia y Arte
Santiago Sebastián, 1986
aun2019
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