jueves, 2 de junio de 2016

Un lobo de gran tamaño que dio mucho quebraderos de cabeza a los paleontólogos

El primer fósil de lobo de Eurasia se descubrió en la zona de los Mansuetos. Fue hallado por el profesor Rafael Adrover en la primera mitad del siglo XX y pertenecía a un lobo de gran tamaño que fue catalogado como Canis cipio. Sin embargo, los huesos aparecieron de la nada, sin antecesores ni predecesores, al menos hasta la fecha, con los que establecer un vínculo. Por eso durante muchos años los paleontólogos pensaron que se trataba de unos restos que pertenecían a otra época.
Después aparecieron otros fósiles de la misma especie en América del Norte, que fueron incluidos en la especie Eucyon cipio y quedó claro que los hallados en Teruel y, más tarde, en Concud, estaban emparentados: "Hace siete millones de años hubo lobos que vinieron desde Canada y Estados Unidos a Teruel, aunque la especie no progresó y por eso solo se hallaron esos fósiles", concretó el director de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel, Luis Alcalá.
Arca de Noé
El paleontólogo mostró en la tercera parada de la ruta, que fue en el monolito a Rafael Adrover que hay en la Cueva de las Tres Entradas, el arca de Noé que debió ser la sabana turolense hace siete millones de años. En esa época lo más abundante eran los hipparion, un équido de tamaño reducido antecesor de las actuales cebras. Eran, según explicó ayer Alcalá, de un tamaño más pequeño que las actuales y en Teruel hubo hasta de tres tipos distintos –uno de ellos de una estatura inferior a la de un poni– en la sabana africana que en ese momento había en Teruel. En esta zona se han hallado numerosos dientes y huesos de animales tan variados como perros, gatos, panteras, tigres dientes de sable, rinocerontes o antílopes.
El paseo geológico sirvió a su vez para que los paleontólogos de la Fundación Dinópolis dieran algunas claves sobre su trabajo en el campo y en el laboratorio. Así, desvelaron que los dientes son piezas fundamentales para conocer el animal al que pertenecieron porque varían de un mamífero a otro al estar relacionados con la alimentación. "Es más fácil clasificar animales por sus dientes que por sus huesos", puntualizó el paleontólogo. Los asistentes, que tenían edades comprendidas entre los 3 y los 60 años, tuvieron oportunidad de localizar sobre las rocas algunos restos de fósiles.
Alcalá recordó durante el recorrido que el monolito que hay en honor a Rafael Adrover es uno de los pocos monumentos levantados en el mundo en honor a un paleontólogo.
Opiniones
Más de medio centenar de personas desafiaron ayer al viento y a la lluvia para tomar parte en Geolodía 2016, una jornada que tiene como objetivo poner la geología al alcance de todos a través de paseos por zonas con gran interés científico. Muchos de los que acudieron a la cita matinal no habían ni oído hablar antes del Turoliense y alguno reconocía que se había sorprendido de que fuera una zona tan relevante a nivel científico. Era el caso de Eduardo, que acudió junto a Mercedes y matizaba que aunque había pasado "mil veces" por Los Mansuetos, tanto a pie como en bici, no se imaginaba "que era un referente mundial". Clara Domingo recordó ayer su etapa de colegial porque aseguró que el Turoliense lo había estudiado en el cole, aunque ayer refrescó la memoria junto a su amiga Maite Alegre, que aunque sabía la importancia de Teruel en materia de geología, no conocía que la ciudad dio nombre a un piso geológico. Ambas son de Teruel y se apuntaron porque querían conocer el entorno pero también motivadas por el concurso de fotografía que bajo el hashtag geolodia Teruel se ha organizado con el fin de promocionar los materiales gráficos elaborados por los participantes. En el recorrido también participaron varias familias que acudieron de propio desde la Comunidad Valenciana.

M. Cruz Aguilar
  Diario de Teruel
09/05/2016


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